AGENDA PÚBLICA / La Paz sea contigo en las ciudadanías.
EL ELEMENTO COHESIONADOR DEL DISCURSO.
Miradas desde la Comunicación Social y el Periodismo
Colombia, leída desde Bogotá, es un libro, que escribe los renglones a cada segundo. A fin de acercarnos a su interpretación en calidad de ciudadanos, con ello hay que decir que el Constituyente primario es la base y objeto fundamental de la nación, la democracia se debe al sus asociados, todos los colombianos, sin distingo, como lo soporta la carta Magna, La Constitución.
La estructura del estado democrático, que se funda en los derechos, en la profundidad de los logros alcanzados como estado de derecho, entiéndase, lo que se traduce en estándares comparativos con el mundo “desarrollado” así; salud, educación trabajo, en suma calidad de vida.
El estado de derecho entonces, es una democracia que se funda en los derechos, más halla de los derechos fundamentales, en calidad de vida, de bien estar, el goce y disfrute de la vida que ofrece el lugar donde se nace, el país donde se vive, aquí en Colombia. Se contrapone a ello la guerra, las dictaduras, la corrupción, de lo que se desprende, el paramilitarismo, el narcotráfico y la manipulación de posiciones dominantes que se fundan en el poder económico a fin de doblegar al estado, con ello, conseguir beneficios que enriquecen y fortalecen movimientos de extrema derecha o de externa izquierda que conllevan a caos a todo estado de derecho.
Un tema centrar en el parágrafo descrito con anterioridad, es la cultura que se es, en ello, el cual es, el cómo, como se es colombiano que lo identifica, que es ese común denominador, es como un sello, la marca, lo común y único que le hace ser, la nacionalidad, esa definición. En ello, y en este ejercicio, nos centraremos en el lenguaje, a fin de desarrollar este texto. Más allá del idioma decíamos, es, el cómo se es colombiano, ese elemento común, es la lengua, un elemento que reúne múltiples características, pero quien es colombiano, identifica en cualquier lugar del mundo, que esa persona, es y actúa, como un colombiano. Es colombiano.
Desde este punto de inicio, el lenguaje nos define, el cómo, se es colombiano, es relevante a fin, de no hacer interminable el planteamiento propuesto, aquí, es decir que tomaremos una parte del todo, ser colombianos desde el discurso. Con ello decimos el verbo, el hablante, porque en términos del márquetin, segmentamos, tomamos una parte, porque en Colombia la preponderancia, es, la discusión verbal, el elemento cohesionador.
No, nos detendremos a fondo en lo bueno o lo malo que resulta de las líneas gruesas del discurso, tan poco de su profundidad, menos de la argumentación, pero tan poco de lo superficial. Hacemos objeto de la mirada, lo que trasciende del modo de ser colombiano. Con ello referimos al resultado de la suman de sus partes, estas partes es lo que se es, ser colombianos, miraremos tres temas gruesos, hechos que definan al colombiano como elementos cohesionadores que puedan acercarnos a este modo de ser, ex bosaremos elementos históricos, acotaremos momentos, hechos comunes, de las tres últimas décadas, así como echaremos mano de un ejercicio mental, a fin de resumir, en el que, cada quien, sume a su reflexión, otros elementos, desde las experticias acumuladas, las propias que nos definan, ese ser Colombia, el por qué se es colombiano, lo que se es, ser un colombiano.
Hoy por hoy, es común a todos, que Colombia se ha estructurado como estado en los últimos doscientos años, desde sus inicios es común a todos, las divisiones, en sus inicios, se dio nacimiento a más de la mitad de lo que hoy es, Latinoamérica. Las batallas de independencia de la Corona Española, la conformación de la Gran Colombia, fueron dando identidad al territorio nacional, se cohesiono en lo que hoy somos territorial mente, la venta del parte de la región, Panamá, la Guerra de los cien días, la hasta ahora interminable, lucha de poderes, concentración de tierras, riqueza, la transversalidad de la guerra de guerrillas, el asesinato selectivo, de nuevas miradas de país, de distribución de la tierra, de las ideologías, de transformaciones, fueron sistemáticamente eliminadas. Ya asomaba el modelo de las urbes y en la capital Bogotá, El Bogotazo, fue la huella final que nos pondría en el concierto internacional de los medios impresos, la prensa, que ya nos iba definiendo como nación en perspectiva del concierto internacional, fueron hilando un modelo segregacionista.
En paralelo se leen más de treinta y tres postulaciones de Constituciones, unas por departamento, otras por regiones, todas concentradas en pequeñas minorías y más aun con miradas de concentración de poder en pocas manos.
La Constitución Política de Colombia de 1886 fue la Carta Política Nacional que rigió la vida constitucional de Colombia, resultado de acuerdos políticos y económicos de quienes detentaban la riqueza y el poder en esos momentos, fluctuó a manera de síntesis, en las manos diez familias, fijaron sus tesis de estado, determinaron las bases de la Colombia actual. Desde finales del siglo XIX hasta finales del siglo XX cuando fue derrocada.
El segundo elemento que esbozamos es el elemento cohesionador, la Constitución del 1.991, que se fundada en importantes logros que se soportan en el espíritu de la academia y como resultado de ello, los estudiantes, su espíritu pensador, transformador y hacedor de trasformaciones, de búsquedas reales de nación, estado democrático, quienes ya habían puesto su cuota, al igual que el país en general, había sido culminado al exterminio de la ortodoxia de las extremas, ideológicas, tras de ellas la concentración del poder del estado y la riqueza de unas pocas familias, los educandos fueron otro más de los objetos de desaparición del estado de derecho, las nuevos víctimas, asesinados, secuestrados, desapariciones forzadas, presos políticos y peor fuga de cerebros, en la diáspora de los doscientos años de vida Republicana, significada en la obra literaria que define la identidad colombiana “Cien años de soledad”.
La generación del 91, la de la séptima papeleta, la de la movilización organizada, en la ciudad de Bogotá, capital de la República de Colombia, que con fines cohesionadores, darían por primera vez, luz a un documento, lo más cercano a la identidad como nacionales, la identidad Constitucional de la Carta Magna de 1991.
Como paraninfo de un ejercicio democrático que diera cuerpo social a la sociedad colombiana, a pasos gigantes, transcurrían el segundo acuerdo de paz, le precedía el primer acuerdo de paz, entre las comunidades negras y Españoles coloniales, los palenque en la denominada de Cartagena de Indias, otrora símbolo de la esclavitud y la miseria, por entonces se fundó el pueblo de los negros cimarrones, conocido como el primer “Pueblo libre de la costa del Pacífico”, Cartagena, Venezuela, Cuba, Brasil (los Quilombos), la firma de un tratado de paz con los colonos españoles, dando origen al pueblo fundado por esclavos principalmente en Cartagena de Indias en el siglo XVI y liberados por Benkos Biohó, líder que comandó una rebelión de esclavos cimarrones en Colombia durante el siglo XVII, convirtiéndose en rey del pueblo libre de San Basilio de Palenque, autor del primer acuerdo de paz en el territorio colombiano.
El Movimiento 19 de abril (M-19) y el gobierno de Belisario Betancur el 24 de agosto de 1984, en los cuales las partes firmantes se comprometen a un cese bilateral del fuego y la búsqueda conjunta de una salida política al conflicto armado.
Los diálogos, producto de una historia plagada de las siete muertes del gato, llevaron a una continua confrontación bélica, donde los ciudadanos colombianos todos, fueron las víctimas, ahí un primer acercamiento a lo que se puede definir como el destejido social, el caos en que se sumió a cien generaciones de soledad, la razón a la lógica del no, el tan deseado amanecer, el ver la luz, después de la oscuridad, el despertar de la horrible noche, tomaría a un camino por recorrer, el eje del mal impactaría los medios de comunicación quienes jugarían un papel fundamental en la formación de la opinión pública, tarea relegada por los vacíos de la academia, en paralelo se jugaban las cartas del poder.
Las negociaciones de paz entre el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), también conocidos como proceso de paz en Colombia, fueron las conversaciones que se llevaron a cabo entre el Gobierno de Colombia (en representación del Estado) y la guerrilla de las FARC. Estos diálogos tuvieron lugar en Oslo y en La Habana y que tuvieron como resultado la firma del Acuerdo para la Terminación Definitiva del Conflicto en Bogotá el 24 de noviembre de 2016.
La firma del acuerdo de paz estuvo antecedida por los diálogos que tuvieron lugar en Oslo (Legado de la firma de los Derechos Humanos) y en La Habana. El primer acuerdo de Paz, firmado en Cartagena, según la ley debía refrendarse en un plebiscito en el que los ciudadanos debían votar «Sí» o «No» al Acuerdo. El resultado final fue una estrechísima victoria para el «No». El resultado del plebiscito obligó al Gobierno a «renegociar» el acuerdo tomando en consideración las objeciones de los opositores del acuerdo, a la vez que creó incertidumbre sobre la aplicación legal de los acuerdos. Tras un periodo de negociación con los promotores del No, el gobierno y las FARC acordaron un nuevo texto para el acuerdo de paz el cual se firmó el 24 de noviembre en el Teatro Cristóbal Colón de Bogotá. Este nuevo acuerdo fue ratificado por el Senado de Colombia y la Cámara de Representantes, el 29 y 30 de noviembre.
La posta está en manos de la generación de la paz, la de la razón, la inteligencia que priorice el valor de los principios democráticos, el de los Derechos Humanos, el de la reconciliación el del resarcimiento a todos los colombianos víctimas de la guerra. Un aporte por ahora el ejercicio de la comunicación social y el periodismo de redes sociales en el tejido de la democracia, la extensión de la mano, es la paz, la democracia directa, donde prime en esta, el ágora del derecho de expresión, la libertad en democracia real, en cuya bandera no cierre el principio al derecho de expresión, en sus manos el caminar en la certidumbre del pos acuerdo. La paz sea con todos.

Por: Fernando Ballesteros Valencia
Periodista Comunicador Social
Director Centro de Estudios en Comunicaciones
Investigador Social formulador de políticas públicas
Goles de paz años 2.000 – 2017 / Política Pública de jóvenes desde las ciudadanías