A LA TIERRA DEL FIN DEL MUNDO

Por: Fernando Ballesteros Valencia .

Como periodista Comunicador social me especializo en la formulación de proyectos de alto impacto social, políticas públicas; en la que se puede citar la más conocida a nivel el mundial “Goles en paz”, una política pública desde 1.999, así como la política pública de jóvenes 2012 2016 en la ciudad capital de Bogotá, el eje de participación ciudadana en la libertad de expresión, fortalecimiento de los medios de comunicación local,   pilar del Plan de Desarrollo del presente cuatrienio del gobierno Nacional. Desda la fundación Nuevo Periodismo, hoy GABO, fuimos en la corriente Latinoamericana que el Nobel de Literatura  abanderaría, el nuevo periodismo latinoamericano. Ello ha exigido un trabajo de campo permanente, un esfuerzo sine qua non de cronista de la realidad social.  

Este género periodístico de viajes, decidí asumirlo como un reto personal y profesional, ya que sería el segundo libro enviado a la Fundación “Gabo” para buscar su financiación y apoyo en la publicación, entonces Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano de novel García Márquez, y de la cual soy educando con la formación con el Tec de Monterrey de México. 

Este sería mi primer libro de un viaje irrepetible, el relato de una crónica sobre el continente Amerindio un solo planeta tierra. Ello se da cuando estaba en la mitad de mi carrea profesional en el año 1.994, estaba en el proceso de formación como periodista. El libro tendrá como título “Viaje al fin del mundo” un cuarto de vuelta alrededor del mundo de las Américas, desde parte de Estados Unidos, Panamá, Colombia, Venezuela, Ecuador, Perú, Argentina, Uruguay, Brasil y arribando por la Amazonia la Orinoquia.

Crónica de viaje “Agenda de notas de bolsillo”

CAPITULO PRIMERO

 “Viaje al fin del mundo

Relato.

El sueño de escribir por convicción y amor a un oficio desde la ética y los valores humanísticos.

A pie y con el pulgar en alto… CAMINANTE SI HAY CAMINO

A LA TIERRA DEL FIN DEL MUNDO

¡Se hace el periodismo al andar ¡

Por Estados Unidos, Panamá, Venezuela, en las venas abiertas de Colombia, Ecuador, Perú, Chile, Argentina, Uruguay, Paraguay, y entrando por el Brasil a la Amazonia y la Orinoquia, “a la Tierra del fin del mundo”, que no es, si no el comienzo de un caminante del periodismo en el sistema sanguineo de la America.

Estados Unidos lo miraremos desde tres condados, con la mirada de los Nicossukee y Ceminoles tribus de Miamia. Viajando sobre el cocodrilo en el cuerpo Gaia.

No faltes a la cita de la existencia, viajar es vida.

…una de las razones ocultas para venir desde tan lejos, ahora se revelaba, en el horizonte, el planeta más poderoso del universo visible, el dios sol, revelador, un verdadero viaje de un astronauta de visita a ese mundo de energía, hay que verlo con sus propios ojos, es un paisaje tan indescriptible, es la pintura perfecta del creador, una magia divina superior, que te deja mudo, y te sumerge en lo más íntimo de la existencia humana, una razón poderosa, que al verse, sentirse, exalta todos los sentidos, te hace sentir vivo, es algo que hay que ver para entender lo propio de esta vivencia, el inmenso imán de colores indescriptibles, una llama de fuego envolvente e incandescente, poderoso, hipnotizador  que se postra en el ya inmenso horizonte, nada absoluta mente nada se le compara, a pocos kilometros del polo sur.

Un viaje inolvidable por las tres américa, un continente…

de la Pampa Argentina, uno de los veinticuatro estados autogobernados o jurisdicciones de primer orden que conforman el país y uno de los veinticuatro distritos, allí estaba en pie, en la carretera, la más  ancha que haya visto, en miles de kilómetros andados, y al frente, allí inmenso el gigante puente, que era la puerta que direccionaba el camino a seguir hacia Buenos Aires, frente a mí,  de una forma mágica, se conformó una caravana de camiones, cinco vehículos inmensos, cada uno era una gran familia andante y todos una sola, me permitieron estar en tramos diferentes en las cabinas de los carros, en el extenso trayecto por la Pampa, oídos abiertos, ojos abiertos, sus relatos, sus historias, sus familias, fue un momento muy especial, sus corazones hablaban de los más profundos de sus afectos, historias de hermanos,  sus gustos gastronómicos, sus secretos del camino, sus enseñanzas; una curiosa anécdota, un punto geográfico, punto específico en otra enorme curva, allí se detenían casi que de forma obligatoria, era el punto para surtirse de una mina de dinero, en medio de todo, de la inmensa pradera,   el caso es que todas las corrientes de aire, los vientos coincidían en encontrarse en este punto, y dicho y demostrado, en este lugar era fácil encontrar dinero, billetes de la moneda argentina, que se daban cita allí por esos fenómenos de corrientes de vientos que como un fenómeno natural hacia florecer billetes, un papel volador, arribaban a este punto. De ellos y ellas, cientos de afectos, de risas sinceras, de fraternidades tan inmensas como nuestra américa, jamás los olvidare y espero que estas letras arriben, como la botella de un náufrago del camino, desde aquí en tierra firme, en el inmenso continente de las Américas del Sur, del verde sur. “Gracias amigos – hermanos” en sus manos, un homenaje a la hermandad latinoamericana, este escrito.  

..Ahí estaba, lo que avistara el navegante de leguas, un lugar descrito, en letras que inmortalizaban el encuentro del mundo, de un mundo mágico el que rayara o bosquejara en el primer escrito o mapa del nuevo mundo Américo Vespucio. Este la tierra de los imperios Incas, Aztecas, Mayas, el de las sendas, y misteriosas construcciones, el de la memoria de una civilización, la de Machu Picchu, la de escritos superiores y que solo fueran visible al hombre y ser registrados solo cuando este el hombre, pudo volar, allí las gráficas de Nazca, los escritos de conexiones de una red civilizatoria de ultra mar y más allá, la de los Rapa Nui, en Isla de Pascua inmortal.

 La civilización moderna consigna en sendas letras, investigaciones científicas, pruebas de laboratorio, que todo aun esta por descifrarse. Decodificado  los relatos  de este inmenso caminar que evoca a Julio Verne en una de sus obras publicada en 1872, Verne se inspiró en la historia real de George Francis Train, un empresario ferroviario que en 1.870 afirmó haber dado la vuelta al mundo en 80 días; frente a mí, el encuentro de las culturas en una sola humanidad, los mundos, el europeo y el Amerindio; y que Fernando de Magallanes denominara aquí mismo donde estamos parados, como la Tierra del fuego, los horizontes de los Patagónicos,  sus costas  la Tierra del fin del Mundo, el inicio del continente del realismo mágico, tierra prolífica y de los equilibrios perfectos aún no devastados por las corporaciones multinacionales.

Allí, estaba a un intacta; arribaba a una de mis metas, imponentes arrecifes, un aire de hielo que me conectaba con el Polo Sur, el continente blanco, los dominios del Pingüino Emperador de la Antártida. Un lienzo, cuadro, obra maestra, esculpida desde las profundidades del hielo, el agua, aire, la tierra, creación austral, aquí, una exuberante naturaleza como si nunca un hombre o alguien de nuestra especie hubiera tocado esta parte del planeta, sus aguas, son un cimbronazo a la vida, una descarga de vitalidad, más allá, el continente blanco del sur, navegar, allá emergen lo más cercano al inicio del mundo.

Así primero estaba “La Madre” dice una sentencia Kogui en la entrada al Museo del oro en Bogotá, viajaremos a la Sierra Nevada, seremos barquitos de papel en los ríos voladores, somos océanos, somos agua.

  • Latinoamérica real maravilloso natural de las gentes libres – sin fronteras.
  • Panamá en medio de una tormenta perfecta – Solo en el camino, frontera con Costa Rica, en medio de este inmenso istmo, en la distancia un tornado se avecinaba en la carretera interminable de urbano, en medio de todo.  
  • Ecuador una playa lunar – Todas son fantásticas – Manjares del paladar. Las mejore almejas crudas del tamaño de un tomate. Me tragaba la lengua del hambre.
  • La Panamericana de las playas, desde la costa oeste de Miamia, por Centro América, a la verde Sur América y a la tierra el fin del mundo. Morí de inanición, si lo hubiera sabido, no debí beber de mi pantaloneta húmeda por las aguas cálidas del océano Pacífico.  
  • La ciudad donde los seres humanos son peces andantes
  • Perú: El desierto más árido del mundo, de la mano de mi padre en el cordón dorado del cosmos.  Y aquí me tienen escribiendo esta crónica de la vida en un viaje, el libro.
  • Mi encuentro con Atahualpa Huayna Capac, Atahualpa probablemente nació en Quito y era hijo de Huayna Cápac y Pacha Duchicela una princesa de la región norte.
  • Esa hospitalidad de sus gentes tiene raíces Incas.
  • El Paso del Inca, un viaje sin alucinógenos, una interminable caverna que atraviesa como un cordón umbilical en las profundidades  en las entrañas del Aconcagua, el gigante del sur, bajo las montañas y laderas del departamento de Las Heras, en la provincia de Mendoza, en el oeste de la República Argentina en las cercanías del límite con Chile y que la integra la Cordillera Principal, componente de la cordillera de los Andes, nunca pensé que fuera posible caminar por sus entrañas y ser parido por la Pachamama.
  • Amores en tren de la Pampa Argentina
  • La tierra es plana” Si ese es el sol, entonces la creación divina si existe.
  • Viaje al centro del Dios Sol vía a Ushuaia la ciudad más austral de la tierra por medios extranjeros​​​​, así como también por medios argentinos, la tierra del principio de todo, me acercaban las lecturas de marras a los marinos que se tuvieron que comerse literal mente su proa del barco para sobre vivir al reto de Magallanes.
  • Allí estaba, el Ruiz, colosal nevado, símbolo y anuncio de lo que se seguiría precipitando en esa interminable florecer de la plataforma continental, de las capas tectónica su vástago, una red de cordilleras que como una mano extendida se posa sobre el país de la potencia mundial de la vida Colombia,  con las manos entrelazadas, se vislumbraba destellos extraordinarios de sueños despierto, volaba sobre esa frontera natural de musas recostadas, ahí la cordillera Occidental que nos idiotizaba, y de pronto, nos sumergimos en un sueño profundo, navegábamos literal mente sobre aquella extraña realidad virtual poderosa arrasadora sin sentido y lo mejor es que era cierto, real, absolutamente veras, nos deslizábamos como el vuelo ligero y suave de un avioncito de papel, se deslizaba sobre aquella  gran almohada de nubes blanquísimas, es tan irreal, perfecto, maravillado se abría ante nuestros ojos, como una aparición mágica gigantes de pie y de frondosa cabellera verdísima, eran los bosques alto andinos, cuerpo púbico de tal tierra prolifera, excitante, arribaba al Choco, que significa oro.

Su nombre América, Latina, El Caribe, la América del Sur, musa que inspirara un sueño incrustado, atascado, entre la niñez y la adolescencia en la libertad; una página lúdica en una familia feliz, pionera de la Colombia profunda, fundadora de urbes; entre las aventuras de mis titanes “hermanos mayores” éramos veinte dos, yo el menor, receptor que extasiado escuchaba sus aventuras juveniles, sus sueños, eran el mapa bitácora de metas, las que templaran el carácter temprano.

Era justo la mitad del periodo de formación como periodista profesional, cuando después de leer la tragedia en medio de las bombas de Pablo Escobar, a solo cuadras de casa, se activara una de sus desalmadas acciones; esa misma esquina que en camino al campus de estudio; frente a mí, caminara la marcha de las antorchas por el asesinato de otro soñador de la paz, el joven, “Carlos Pizarro León Gómez –  compartimos el León como apellido; en cuyo poder, omnipresente, la multitud silenciosa me arrastraba, como gota de agua,  en oleadas, nos coloca en la cresta de la ola de los cambios y transformaciones, era el camino a la Carta Magna la de 1.991, se elevaba la vida sobre la muerte.   Sumas de hechos que delinearan y demarcaron mi caminar entre los daguerrotipos modernos fotografías, videos, los tipos móviles, las tintas de las rotativas y su trinar de trenes de emergentes noticias,  a los  monitores monocromáticos, las impresoras láser, a los hoy los códigos binarios; de las voces, relatos elevados y emitidos  por las ondas hertzianas, elevadas de las calles que hablan, desde el equina del barrio, la zona, la localidad, el municipio, la Colombia continental, la Colombia insular,  a la  convergencia de la prensa escrita, a la radio, a  la televisión, a las plataformas digitales, a la televisión,  una memoria de vida, en el caminar del periodismo en lo social, en lo cultural, en lo económico en la geopolítica global.

Elevo mis primeras letras, los primeros pasos al oficio más hermoso del mundo, que mejor que saludando la transformación al mundo de los estados sociales de derecho; como reportero cubriendo la fundación de la Constitución de 1.991, tres décadas, ahora hoy seguimos consignando entre letras negras, un pasado presente de generaciones que en medio de la pesadilla de la guerra y el cambio progresista a la paz de hojas blancas, en contra posición a esa nefasta  expresión “la letra con sangre entra” a los pantallazos de la fotografías de un itinerario de un viaje fantástico.

Más allá de la pesadilla de la horrible noche, al caminante si hay camino al andar.

La suma desbordante de hechos que marcarían por siempre el camino de mi transcurrir en vida de la narrativa en la paz. Allí tome la determinación de montarme el moral, en la mitad de la carrera y con la expectativa que era necesario un pare, un alto en el camino y fijar el rumbo de mi vida en el oficio más hermoso del mundo, en ello tendría que caminar mi continente, así poderlo narrar, contarlo.

Un punto inspirador estaba en los nodos del agua, en un viaje a tierra dentro Colombia, entendí el relato de viaje en el que me quería sumergir como un buzo de las profundidades, una narrativa ancestral que expresaba como estas lagunas, se conectan entre sí. Red de redes de las profundidades que conectan el mundo, las venas del sistema sanguíneo de la tierra, el cuerpo liquido de la Pacha Mama, el llamado.

La meta, la tierra del fin del mundo, que no era más que la del comienzo, desde aquí en el centro del mundo y en el mundo en su gran historia en el mapa antiquísimo del primer periódico de la humanidad en Chiribiquete, desde los tres mil ciento cincuenta dos metros de altura de la cordillera en los cerros tutelares,  aquí  en esta cima a 5,8 km de la meseta donde reposa la Bacatá , la tierra de labranza,  ancestral, la hoy  Bogotá, allí avizore, el continente, y me conecto, como el vuelo del ave más grande del mundo El Cóndor de los Andes, de aquí a las sendas habitaciones rocosas, cuevas y consignadas en las bitácoras del marino a bordo de la nave Capitana, narradas en las letras de los Castellanos; navegábamos el archipiélago, verdaderos laberintos sin salidas a quien no cuente con la destreza de propios de un corsario.

Alborotados, exaltados los nervios, leguas antes intentos de sabotaje a bordo. los sentidos al límite frente a un posible naufragio, luego de intensas hambrunas en alta mar y las que les esperaba, por ahora esquivar los riscos, los picos rocosos de filudas piedras, que como cuchillos asomaban en medio del oleaje; frente de nuestros ojos, con asombro, se revelaban gigantescas luciérnagas, que revoleteaban en llamas de fuego en las paredes de los acantilados, allí se consigna la primera noticia para el mundo de la existencia de habitantes Patagónicos, avistadas por Magallanes, y sus marinos de leguas; viajes no para simples mortales, como se narra hoy, el primer hombre y tripulación de navegantes que diera la vuelta al mundo por primera vez, Magallanes moría sin saberlo; registrar un hecho, tal a saña de prohombres  seis cientos años después, frente a mí, como un corresponsal del  periodismo del ahora, retratando la historia, en el paisaje tenas de la creación de tan inolvidable paisaje, y con emisión en tiempo real, vía streaming. Aquí y desde aquí, entre los estrechos navegables, en las costas de luces que alentaron el paso de aventureros de marras, en cuyos destellos brillaría las luces de tan tenas osadía y registrada para la humanidad por siempre, nunca antes realizada.

Lucecillas que a lo lejos se movían como mariposas amarillas, registrando y abriendo el camino con un destello de navegantes que circundan por primera vez, bitácora de caminantes del paisaje de la interminable tierra e indómito paisaje de la creación del único planeta cuyo paisaje será siempre un nuevo descubrir en cada paso de las inmensidades de los titanes de leguas de marinos curtidos por las aventuras de vida del mar, océanos,  ríos interminables y recovecos en redes del sistema sanguíneo de la tierra.  

Las bajas temperaturas nocturnas en los acantilados; allí donde habita la memoria de los inicios y que se denominaría la Tierra del Fuego hoy en los mapas como el Estrecho de Magallanes. 

Mi partida; eran los diez días, de la mañana de ese miércoles; el tiempo que me tomaría sería un semestre, la plática del periodo de estudio del semestre universitario, era la bolsa de la financiación del viaje; unos trayectos en flota, carro, camión a pie, otros andando; lo que me esperaba, casi morir por inanición en el desierto de Atacama, el más árido del mundo en el interminable Perú, hoy kilómetros de basuras provenientes de todo el mundo, lo convierten en depósito de ropas, basurero de la humanidad, la maldición moderna, arruina el paisaje. Más allá, uno de los observatorios astronómicos más importantes del mundo de la ciencia astronómica se eleva, el observatorio solar Chankillo, ubicado en Casma, región Áncash; ante la gigantesca caja cósmica, apenas es un punto de luz, frente al tropel de estrellas del firmamento que se dejan retratar. Somos polvo de estrellas, tan solo pasajeros de una nave en un lapso de tiempo.

Aquí mi leve encuentro con las ultimas corrientes revolucionarias de Sendero Luminoso. Corría la noticia que el tren no nos recogería, cerca de Arequipa, luego de un trayecto en camión, ya palabreado; para ir a esa estación del tren, vía a Macho Picho, la ciudad de las cimas andinas, antes que Roma, aquí ya se habían construido perfectos acueductos de agua, que hoy perduran como obras de ingeniería únicas en la historia de la humanidad. “Sendero luminoso” senderistas como les describían, habían secuestrado el tren, entre cuyos pasajeros estaban unos Gringos, “Norte Americanos rehenes de Sendero Luminosos” el titular.

Continúe el camino hacia Atacama vía Arica, a más de diez kilómetros, de arribar al pueblecillo, punto del trasbordo; allí, habitado por personas que por mi afectación de los sentidos, eran como peces andantes, con ropas colgadas, más que puestas, un calor seco, el sudor, y lo pesado de la atmosfera; un lugar, como abandonado en medio de la nada; abatido,  corrí en busca de un baño, baje como pude, con mi estómago en la boca,  directo a un  baño, me cubrí el cuerpo de agua y bebí todo lo que pude, el hedor a atún, me embolia, como millones de abejas pegadas al cuerpo, ahora era un cuerpo de pez de atún humano, el atún viajaba por toda la atmosfera, había ocupado cada una de mis células,  cada halito, era una bocanadas de eructo a pescado, cada gota de saliva, mi cuerpo a hora era de pescado; lo entendía, esta sensación era la metamorfosis, a hora era pez. El espacio, el aura que me rodeaba, todo era un océano, estaba en las profundidades, allí estaba ubicado el puerto atunero más grande en la frontera peruana y chilena Es el puerto más importante del país y de la costa oeste del Pacífico Sur y uno de los 10 más importantes en Latinoamérica. Mueve más del 40% de la carga contenerizada y más del 70% de la carga general a nivel nacional, movilizando más de 2.3 millones de TEUs anuales.

Medio dormido, en la última banca del destartalado bus modelo uno, o más viejo, aún; observe que me miraban; un hombre mayor, entablamos inmediatamente conversación, era un descendiente del histórico Atahualpa, me alojo en su casa, el ascendiente de los Incas, me mostro el camino de los elevados, me revelaría los misterios místicos de los lugares donde estaría, era como si fuera el capitán de barco de mi vida, el trazo el mapa de mi viaje, del ahora y el de siempre, visitantes  de este planeta y viajero del cosmos.

Los hombres de las estrellas. 

Atento al cambio de la señal  del destartalado semáforo, en el centro del mundo en Ecuador, y luego de sorprendente experiencia con todos los tipos de playas, tibias y brillantes de  piedrecillas de cristal, acantilados fantásticos; solo los había visto en los documentales ingleses, lo que nunca había visto, hasta ahora las sorprendentes,  “ esas piedras de rio – quien las trajo a la playa” pregunte ignorantemente asombrado, me respondió mi recién amigo ecuatoriano, ellas son de allí, ¡naturales!, exprese, si, es una playa de rocas, como si fuera un rio o quebrada, con sorpresa, sorprendente y fantástico.

Luego de unos regalos de Colombia, a la familia de mi amigo, partí; ingrese por la frontera al Perú, luego de nadar en el océano Atlántico, salí a la carretera, a pedir auto stop, lo que se traduce en “llévame gratis amigo” este amigo camionero me lo había dicho, como dudando de mi fortaleza, “te dejo en la ye, allí esperas otra volqueta que te lleve a la mina de cobre más gran del mundo”, yo acepte. Allí moría de inanición.

Y aquí me tienen escribiendo el libro de mi viaje a la Tierra del fin del mundo y el comienzo de una aventura repetible.

Esta vez fue en esa calle céntrica en Perú, en su capital Lima, una mujer de unos, uno ochenta de alta, dos o tres veces mi talla corporal, le mire desde mi mediana estura, ella, no sonrió, pero fue amable y hasta dulce, le pregunte si era peruana y me respondió en un sube tono de voz, soy Inca.

El Paso del Inca; luego de una larga noche en la estación de flotas de Santiago capital de Chile, una inmensa barriada se veía en la distancia, algo propio de nuestra América de las venas abiertas; hacia las 4 pm me encontré y uní a un grupo de unos diez jóvenes chilenos, a carcajadas ahogadas por el régimen de Pinochet “el Dictador”, luego de departir experiencias de muchilero, la hermandad Latinoamericana latía, era como si de siempre nos hubiéramos cocido, yo ofrecí un brindis, con un  trago de vino; al oído me dijeron, ve y cómpralo tú, a nosotros nos dejan, tu eres extranjero, a ti no te dicen nada, el régimen nos reparaba en la nuca, a mi memoria llego la terrible pesadilla ”La noche de los lápices”  que en Colombia arrecia contra los jóvenes, con disparos a sus ojos, desaparecidos, secuestrados y asesinados, asesinar las nuevas generaciones, a si se eterniza la esclavitud de la tiranía.

Era una recta interminable, en paralelo, dos líneas de árboles tupidos conformaban la salida del régimen, eran las afueras de Santiago de Chile, que, como columnas de militares, me sentía observado; luego de horas de trayecto en el horizonte se asomaban gigantes e imponentes los llamados Alpes Sur americanos y no sudamericanos, un lugar inexistente en el mapa, así como se quiere borrar Sur África por Sudáfrica. Aquí imponentes los extensos dedos de la gigantesca mano de Dios puesta sobre este continente, llamada cordilleras. Frente a mí las cúspides del rey de los cielos El Cóndor; los Alpes Andinos.

Cancele el valor del trayecto del taxi, que nos transportó por unas dos a tres horas, tres damas y cuatro hombres, era el más joven del grupo.  

Recordé como luego de pasar la frontera de Colombia en Ipiales, frontera del departamento, después de pasar la falda del volcán Galeras que se localiza en el Departamento de Nariño, aproximadamente con unos 9 km al occidente de la Ciudad de San Juan de Pasto, capital de este departamento, en las coordenadas 1° 13′ 43,8″ de latitud norte y 77° 21′ 33,0″ de longitud oeste y con una altura de 4276 msnm, allí se tejí una amistad con un nativo de los pastos, con el que compartí mi formación como periodista y seguro que hoy es un colega de esta instancia del saber. 

La zona en donde está este municipio estaba habitada por los pastos, allí sobre las 11 pm, eran unos veinte chilenos, que habían abordado el bus trans panamericano, una nave último modelo, un coche fantástico amplio cómodo con aeromoza a bordo, algunos comentaron en voz muy baja, que afortunadamente habían salido ilesos de un accidente en la frontera entre Colombia y Venezuela en Cúcuta, el bus en que viajaban se había accidentado. Fue muy emocionante y emotivo, pues eran muy cálidos y amistosos. En la frontera, al pasar la línea de aduana, entre Peru y Chile, los chilenos se pusieron de pie todas y todos, elevaron sus canciones patrias, saludaban su patria Chile, luego del exilio de décadas, después del asesinato del presidente progresista Salvador Allende, todas y todos nos abrazamos de felicidad, allí conocí a una de las madres de los jóvenes desaparecidos, después del golpe de estado militar y que narra la película “La noche los lápices”.

Aquí, acababa la línea recta que dibujaba el mapa, la Panamericana que recorre las Américas como una gran lengua vial, era hora de pasar los Andes Sur Americanos, ante mí se proyectaba una verdadera obra de ingeniería una gigantesca carretera en Zip zap, que como una serpiente nos ascendía a las colinas más cercanas al inmenso Aconcagua, una sima preciada por los mejores escaladores del mundo, su ubicación en la ruta Nacional Nº 7 a 185 Kms de Mendoza Capital. Superficie: 65.690 ha. Altitud: 6.962 msnm (cerro Aconcagua) y 2800 msnm (Horcones). 

Majestoso, imponente, misterioso, perfecto, poderoso; acampé, esa tarde el frio fue penetrante, el brandy hizo de esa noche de enseño, un viaje a las profundidades de los espíritus vivientes de la cordillera de las Américas, la caja cósmica, la inmensidad de la oscuridad, por primera vez entendí que éramos y somos parte de un tejido universal y que era un caminante de esta eterna existencia, la del cosmos. Me susurraron al oído, vamos, descendimos por una red de cuevas, luego de unos cuarenta minutos, se escuchaba la corriente fluir, un  rio subterráneo, este sendero sumergido en la profundidad de la tierra  atravesaba y unía las fronteras creadas por el hombre en países,  en las entrañas del Aconcagua que significa La concepción más reconocida proviene de la lengua Quechua ( Akon – Kahuak) que significa “Centinela de Piedra”, sin embargo, en la lengua Aymara los vocablos Kon – Kawa podrían ser traducidos como “Monte Nevado”.

, no existe el día ni la noche, solo un rayo plateado de guas rugientes es el faro, el camino, la dirección que seguimos es la dirección de las aguas ya no congeladas que se deslizan torrencial mente bajo nosotros, como un gran camino o mapa que nos guía hasta no sabemos dónde. Navegando en las entrañas del sistema sanguíneo de las Américas.

Como un hilo de luz tejido por el universo, algo solo descrito como profundamente espiritual, borraba las fronteras geográficas, políticas, hasta las humanas. Como a Magallanes nos guiaba el gran espíritu  de la vida, que como un gigante acostado, nos habría caminos, permitía que camináramos en un profundo sueño, los cantos silenciosos de las profundidades, eran las caricias  de las nieves perpetuas, que como copos de nieve se adelantaban a nuestros pasos,  se deslizaban lívidamente por las profundidades y nos guiaban hasta un mundo, ya no del temor o el miedo,  era ese, el del principio y el fin de todo y de nada, viajábamos por las profundas entrañas de la  Pacha Mama de más de veintidós mil años y que parieran a Chiribiquete es un paisaje natural y cultural excepcional, sus ecosistemas aportan a la regulación hídrica y climática, contribuyendo a la conectividad e integridad ecológica de la región.

ubicado en la región amazónica colombiana, específicamente en los departamentos del Caquetá y Guaviare, con una extensión de 4 268 095 ha que conforman el área protegida más grande del sistema de parques naturales de Colombia, allí el viaje a las profundidades de ser.

Asombroso, abrumador, temerario; solo mágico, era el realismo mágico de la existencia en el éxtasis de vida.  

Bien venido a San Luis, una parada para tomar agua, ingrese a aquella tienda en medio de una inmensa planicie, el calor era abrazador, ingrese atravesé unos raros cortes verticales de platico, una puerta. Del abrumador calor a una atmosfera de total frescura. Una chica me atendió, rauda, tome lo que desee, me expreso. Un refresco está bien. No la vi más, ¿a quién le pago y cuánto?, deje un dólar sobre el mostrador. Ella desapareció.

Me quede en la siguiente estación; caída ya la tarde, tome una mala decisión, un café con leche por favor. Me tumbo toda la noche en la cama, con retorcijones de dolor y fiebres, estaba solo.

Solo allí, sude los malestares. 

Arribando a San Luis, una linda ciudad, puerta de entrada a Argentina, la primera ciudad antes de emprender el largo camino por la Pampa Argentina. Camine sus calles, mire sus cafés, y comercio, en el centro un hermoso centro urbano muy a lo europeo, unas guías, anunciaban un evento cultural y artístico, me conduje, era un espectáculo público, ocupe una mesa, con vista al evento un café muy a lo parís, al aire libre, un vino solicite, el ambiente muy elegante, sus gentes calidades, sonrientes, yo era un viajero de leguas; el concierto abrió su repertorio, un regalo me esperaba, un grupo juvenil que luego disfrutaría con todo el tono Bogotano  con mi hoy amor, su nombre “Soda Estéreo” el nombre del grupo de rock en español, era el  inicio de otra ola Latinoamericanista frente al colonialismo Norte Americano del que se hablaba allí.  Se me pego el ágil movimiento de las baquetas del baterista icónico del rock en español, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) nombró hoy al célebre músico y activista ambiental argentino Charly Alberti como su primer Embajador Regional de Buena Voluntad para América Latina y el Caribe.

La noche me abrazo, me oriente hacia la salida de la ciudad, pensando en el otro día, en dirección salida a Buenos Aires; pregunte cual era la dirección que debía seguir, a fin de continuar el camino en mañana. 

Otra obra civil me abrumo, un larguísimo puente vehicular, fungía como una fecha camino de la salida “al gran Buenos Aires”, como me expreso una camarera. Estas obras de ingeniería siempre me han cautivado, las de Estados Unidos son excelentes, esta escalera en zetas de la frontera Chile y Argentina, la Panamericana, pero la mejor es la intrincada red de redes de puentes, túneles en plena cordillera central, una geografía que reta la imaginación y que produjo semejante telaraña, propia de la ingeniería y la genialidad en Colombia en lo que se denomina la “Línea” en Armenia. Si habláramos de civilizaciones estaría en los primeros lugares, Machu Piccho, las pirámides en México, las estructuras subterráneas en el Cauca de los entierros funerarios ancestrales.  

Me ubique justo en la boca de entrada del gigante de cemento. Allí se detenían varios camiones, me dirigí a uno de ellos de color rojo, y le expresé mi deseo de viajar vía a la Capital de Argentina, Buenos Aires “Che, subite”, me expreso amigablemente;  a principios del siglo XVII, aparecen en la zona del Litoral los primeros gauchos, también llamados “gauderíos” o “changadores”, ya en la cabina como copiloto, entablamos una extraordinaria amistad, relaté parte de mis aventuras, mi destino la Patagonia, antes quería conocer el nombre y que significaba “mar de la región del Plata, o mar aledaño al Río de la Plata. 

Mar de la Plata, un rio tan ancho que se define como mar; así mismo, exprese ir a Playa escondida en Mar del Plata, tiene el agua más cristalina de toda la costa argentina y la arena más blanca, quería conocerla, me comprometí a ir, esa playa, me la describió en un relato un amigo argentino del camino, el me conto que no dejara de ir allí, y que pasara a saludarle.  Y de allí a la Patagonia.

Fue un viaje inolvidable por lo que se define como el Gran Salitral o Salina Grande, es uno de los salares más grandes del mundo. Inhóspito, extenso y misterioso, es hogar de cientos de especies de fauna autóctona como el puma, la mara y la tortuga es la Gran Pampa Argentina, lugar de secretas grutas con fantásticas cascadas y lugares de pesca, fui invitado, pero mi camino seguía…

Allí en la Pampa Argentina, se conformó una caravana de camiones, cinco vehículos inmensos, cada uno era una gran familia y todos una sola; me permitieron estar en tramos diferentes en las cabinas de los carros, sus relatos, sus historias, sus familias, sus gustos, sus secretos del camino sus enseñanzas, jamás los olvidare y espero que estas letras arriben, como la botella de un náufrago del camino, de tierra firme, en el inmenso continente de las Américas del Sur, del verde sur. “Gracias amigos – hermanos” en sus manos, un homenaje a la hermandad latinoamericana.  

Allí en Buenos Aires “querido” me albergo la gran familia Esportelly; un clásico edificio de arquitectura art déco, es una corriente arquitectónica que se caracterizó por el uso de formas geométricas, volúmenes, líneas rectas y patrones geométricos, en Bogotá hay sectores como la localidad de Teusaquillo donde esta arquitectura la define, así en Miamia – Miami el condado de los estados unidos frente a la playa, es un disfrute para los gomosos de la arquitectura. Los edificios art déco se construían con materiales como estuco, cromo, un hogar lleno de toda la amabilidad y fraternidad.

Yo un caminante, un extraño, un buen ser humano; era  su hijo y hermano menor un hippie dicen en Colombia, un filósofo de la vida, economista de profesión,  con unas claridades políticas del mundo propios de un intelectual, nos habíamos conoció, en Ecuador, en la playa de arenas blancas como cristales, allí estuvimos toda la mañana hablando, cantando, corriendo nos acompañaba su pareja una nativa de hermosos cabellos larguísimos hasta su cintura,  nadamos y competimos, su madre en Buenos Aire me dijo, “te estábamos esperando, Carlos, me llamo para decirme que voz estarías por Buenos Aires”, como lo viste; yo pregunte ¿no está aquí’, no, y me conto de su corazón roto por un amor contrariado.  Gracias mama Ana, por su hospitalidad.

Inmensa y placentera vista la del Rio de la Plata, Carlos no se había quedado corto en la descripción de este majestuoso rio, su historia.

Gracias totales, a la mejor manera de “Soda Estéreo”, me despedí, uno siempre se lleva una deuda de vida al conocer personas así, como si fuera poco me dieron mil dólares, para que siguiera mi viaje trazado. Yo los rechace, pero la mama Ana me pido que los aceptara, era mi madre allí, a la memoria de mi madre Rosalina. Todo mi amor de hijo a las madres del mundo.

Camino a Playa Blanca escondida, el festival de la alegría, el descanso las olas y el océano mediterráneo, lo más europeo de los aires en estas costas del océano Atlántico. Proseguí, eran cintos, miles de kilómetros recorridos, entre Santiago de Chile y Buenos Aires una distancia de mil 399 km de camino, por lo que el trayecto es de unas 16 horas, a ello sumado a todo el recorrió de Bogotá a Mar de la Plata en Buenos Aires aproximadamente 6 mil 800 kilómetros; en avión, la distancia es de 4,671 kilómetros, un aproximado de un  cuarto de vuelta al mundo, la circunferencia ecuatorial de la tierra son unos cuarenta mil kilómetros, por lo que se podría asumir que, contando con los descansos, unos ratos errante, y otros descansando, me decía, ¡daría la vuelta al mundo en 140 días!. Y consultando google; Si buscamos el ave con la migración más larga, ese es el charrán ártico (Sterna paradisaea).

Ambicioso un día me dije, quisiera hacer todo el recorrido que realizo Fernando de Magallanes, el primer hombre en darle la vuelta al mundo.  Y era en esa dirección que me dirigía, pasando por pueblecillos de gentes poderosas, hacedores de un mundo en la familia de los afectos, de la alegría, del compartir, de la bondad, es tanto que la verdad, ya uno era como parte de sus familias, su gastronomía era la disculpa para una botella de vino, o sidra que es un «vino» de la fermentación del zumo de manzana ya tradicional en toda la Argentina, era como el café en Colombia, el “mate”  llamamos mate a la infusión que se prepara con sus hojas, como también al recipiente donde se la toma, siendo el más utilizado el de calabaza. Las plantas se podan hasta dos veces en el año.

aquí es una bebida tradicional argentina, originaria de la planta de yerba mate, que se consume en la mayor parte de los países de América del Sur y que acompañaban, cada tarde de conversación, de relatos del mundo del Pampa, de la Tierra de la Patagonia.

Fue entonces cuando una maravilla superior se puso ante mis ojos, la inmensidad del Sol de los Venados que describimos en Colombia y que se refleja en el horizonte, un res plan disiente atardecer, una pintura a un no plasmada por el talento humano, allá se oculta, en la inmensidad del ser sur de la Patagonia, pero desde Colombia, de naranjas, amarillos y rojos únicos, ahora ante mí la razón, que explicaba aquella obra de los atardeceres desde la Sabana de Bogotá en las tardes,  se revelaba, un sol del tamaño de un mundo, al mejor estilo de una fantasía planetaria única,  un sol tan grande  que casi podías tocarle, un paisaje que por sí, solo, una razón para venir desde tan lejos, es un verdadero viaje de un astronauta  de visita al Dios Sol,  hay que verlo con sus propios ojos es un paisaje tan inolvidable, es otra de las maravillas  perfectas del creador, una magia divina, te eleva, te deja mudo, te sumerge en lo más íntimos de la existencia humana.

Ahí estaba, lo que avistara el navegante de leguas, un lugar descrito entre las hojas memorables en los relatos de Julio Verne, frente a mí, el encuentro de dos mundos, el europeo, el Amerindio; el agua y la tierra, como Fura y Tena, Fura y Tena son dos centros en le occidente de Boyaca , Colombia y una leyenda sobre un amor prohibido, historias de los principios de los tiempos y que Fernando de Magallanes denominara como la Tierra del fuego, las costas de la Tierra del fin del Mundo, el inicio del continente, aquí nace el realismo mágico, de tierra prolífica de los equilibrios perfectos, aún no devastados por las corporaciones multinacionales. Allí estaba un paisaje intacto, había llegado a una de mis metas. Los imponentes arrecifes, un aire de hielo que lo conecta como una descarga eléctrica, uno solo con el Polo Sur, el continente de hielo, pero aquí verde, una exuberante naturaleza como si nunca un hombre o nuestra especie hubiera tocado esta parte del planeta, sus aguas, son un cimbronazo a la vida una descarga de vitalidad, mas allá, las aguas, que lo llevan y sumergen en la isla más septentrional.

  • De Galápagos a San Andrés, Isla de Pascua Rapanuy  isla del polo sur
  • El primer periódico mural del mundo Chiribiquete
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  • Los pueblos Kuna, Ngäbe y Buglé tienen los registros etnohistóricos más antiguos, que se remontan al inicio de la colonia panameños, a los imperios, Maya, Aztecas, Inca.

Un navegante por el Amazonas Brasil Colombia y la Orinoquia