CULTURA CONTEMPORÁNEA DE PAZ.
Lo que la lengua mortal decirse debe. El imaginario social recrea un mejor vivir desde el realismo mágico…
Cultura, identidad, identidades, formas de ser, realismo mágico; auténticas expresiones del cómo se es, o pude ser una comunidad, un colectivo, una sociedad, un país, un continente, la humanidad.
La ilustración con todos sus aportes a la humanidad a las sociedades contemporáneas transversalizadas por los nacionalismos desde lo urbano, la manipulación política, la guerra como fenómeno en las coerciones y las identidades culturales, de país, de nación.
Las sociedades milenarias, imperios, en el mundo, chino, Mongol, Ruso, Califato de los Omeya, Persa, Egipto, Romano, Inca, Maya, Azteca, todos, muchos más; lograron identidades únicas, que les llevaron al florecimiento, ello podría decirse; vivir en una total convivencia y hasta cierto punto, en términos de la contemporaneidad, alcanzaron desarrollos para entonces y en cada cultura aspectos extraordinarios, únicos; una superior a la otra, entiéndase en tiempo lugar y momento. Todas dejaron un legado, su cultura.
El desarrollo industrial, técnico, tecnológico cubrió con su manto, elementos de las sociedades que le avasallan, al menos en las etapas de auto colonización tecnológico, de trasferencia de conocimiento en esa línea, de los efectos de los pensamientos creativos, críticos, y reflexión ética, moral, y de la supremacía de las leyes, y las normas; pues todo se orienta a esa mecanización que hoy podríamos denominar converge en lo “digital” maquina, poder, comunicación, funciones humanas; ello, esta universalizando formas, modos, identidades colectivas globales; un verdadero cambio en las formas, antes aisladas, autónomas, de las identidades colectivas, de los países, de los continentes, Asia, África, Antártica, Europa, Sur América, Norte América, Australia; hoy el imperio global, unipolar, multipolar, el nuevo orden; ellos, nosotros, los países y sus identidades culturales propios.
Cultura, identidad o identidades, formas de ser, de actuar, propias únicas; un idioma, un territorio, unas fuentes hídricas, océanos, el espacio aéreo, el aire; allí, en el territorio, es prolífica las auténticas expresiones de lo que se es, o puede ser; una comunidad, una sociedad, un país, un continente, la humanidad, en el imperio de lo global, de lo globalizante.
El hoy, el ahora; así somos; con la irruptividad de la tecnología, en el cuarto, la casa, en el bolsillo, como una extinción de los dedos, los dispositivos móviles, voz – audio, texto, imagen, la multimedia – movimiento, enarbolamos mecanismos de los primeros periódicos de la humanidad, el mundo, la cultura, desde los petroglifos; fotografías del pasado; las religiones, la educación confesional, los medios de comunicación, las líneas ideológicas, sus pesos y contrapesos en la cultura que se es; las líneas editoriales de los medios de comunicación; si nos miráramos desde los medios de comunicación comercial, somos consumidores, y en extremo, generadores de contaminación, como nunca en la historia humanizadora del Homo sapiens; tres océanos de plástico y basura, le hemos apartado al mapamundi; en el planeta tierra, agua, aire; si, nos miramos desde las culturas nos diferencian, los idiomas, el grado de desarrollo alcanzado, el poder económico, el poder armamentístico, el poder nuclear; de alguna manera la cultura emana por en medio de estos profundos miedos en que se ha convertido el poder, formas, modos únicos y auténticos, validos o no, de las personas, de las gentes, del poder, de los modelos democráticos; la identidad que hace de las sociedades identidades únicas de cultura.
En América Latina; la poesía, con Borges, la literatura del boon Latinoamericano; solo para referirnos y orientar este escrito al renglón de la creatividad en las identidades más propias y propicias para este acercamiento a un ensayo; texto escrito, desde las letras, la literatura como la brizna que cubre todos los espacios sociales y se constituye en cultura; una verdadera forma de ser y de poder acercarse a entender una sociedad con una identidad única; una forma sola de ser, en lo colectivo; dotarse de una identidad propia, una forma única de ser.
Hay quienes se revisten de armaduras y hasta quienes consideraran como un sacrilegio pensar, que la cultura no tiene nada que ver con la política, con la economía. Después de dos décadas de estudiar, ver, analizar las realidades sociales, económicas, los fenómenos que emanan del conflicto interno en Colombia, y América Latina, de observación y visita a países en dictadura, y formas propias de sociedades en guerra, la conclusión que compartimos, es la misma. Empobrecimiento de todos los renglones del ser de una sociedad global en lo humano, en los derechos civiles, en la igualdad a la prosperidad. Tal fenómeno de manipulación es el surgimiento de modelo sutil de esclavitud, a manera de la manipulación, económica, política, y que destruye los valores de una cultura, de una identidad de países; en la otra orilla están, países en desarrollo, o países tercer-mundistas, sudacas es el nuevo termino para minimizar, Sudamérica, Sudáfrica. En la cúspide del desarrollo con las riquezas de los sudacas, países extractivistas, países productores y desarrollados técnica y tecnológicamente. Todos ocupamos en mismo espacio el planeta; la tierra el aire, el aire. Somos la civilización, el imperio moderno.
Es la lucha política de las sociedades lo que ha concretizado las democracias contemporánea; sobre ellas se ha erigido la estructura corporativa, los nuevos emperadores, imperios de las mega empresas multinacionales; lo que pone de manifiesto realidades inconmensurables, un mundo de todos, pues todos nos surtimos de la plusvalía del consumo de una forma u otra.
La desigualdad de una gran mayoría en la pobreza, acceso a salubridad, a salud, educación de calidad, trabajo digno, estado de bienestar, en ello África, Haití, Centro América, países de sur América, Colombia con desigualdades latentes y vergonzosas para la humanidad; generadas por modelos de exclusión económica, de segregación, de sometimiento desde la supremacía de la educación de alta calidad para unos pocos, acceso a la salud para una inmensa minoría, trabajo no remunerado o por debajo de los estándares mundiales OIT digno. Un país despedazado por la guerra. Es el momento de la supremacía de la cultura de un país en paz; sociedades en concordia, equidad, de bien estar de la niñez, acceso de los jóvenes a formación acorde a sus talentos; siempre una nación prolífica desde las ancestralidades, milenarias, culturales; de allí nos remontamos a la expresión “Cien años de soledad” de Gabriel García Márquez, colombiano, Nobel de literatura; pero que se lee en toda la literatura latinoamericana; el discurso del Caribe que se levantó como un Ave Fénix; nos dice, que si nos podemos mirar de otro modo, otros modos de ver la existencia humana de los colombianos y superar la horrible noche de la guerra; levantar el velo de la oscuridad a la luz; pasar la página del dolor, revelar la verdad, la reparación y no repetición, e indemnizaciones a las víctimas; detener el asesinato como modo de miedo a lideresas y lideres; erguir la bandera de la identidad de un continente pluriétnico y multicultural, único imperio de posibilidades en sus identidades milenarias, de una nación regional, regional urbana, urbana, enumerar sus aportes a la humanidad en términos de la medicina con la inagotable Bio-diversidad biológica, la seguridad alimentaria, las fuentes hídricas, un ejemplo, un proyecto piloto para la humanidad, un cambio hacia el equilibrio ambiental.
Entonces desde los imaginarios de la multietnicidad, la ancestralidad, los raizales, la todas y todos tejiendo alrededor de un discurso común el del “realismo mágico” es posible. Manteniendo las diferencias, entre el sedentarismo urbano, y el nomadismo regional; el mundo campesino. Las macro identidades; los aspectos identitarios territoriales de la Colombia profunda. Desde esa inmensa complejidad, que camina doscientos años; se articula un cantar de los cantares sociales que unifica formas universales de ser, culturalmente posible, social y cultural mente en el concierto global. Si se puede si podemos.
En tal sentido, siempre hay una oportunidad sobre la tierra de corregir; mediante la reintegración de las sociedades, superar este último horrible siglo de la desigualdad, de la pobreza, de la sobre explotación de la tierra, el agua, el aire; fluye desde siempre una sociedad para la vida, que supera la sociedad de la cancelación, de la negación, de la segregación de un apartheid económico, cultural, social de la supremacía de razas. Un “Soy por que somos” que propone Francia Márquez desde la América profunda, de las regiones, de la ancestralidad de las Américas del nuevo mundo posible que somos, africana, negra, mestiza, blanca en una nacionalidad entendida como una sociedad siempre y en paralelo con el poder del constituyente primario; que ha llevado a la administración de lo público a sus representados, servidores públicos; no para el enriquecimiento personal de unos pocos, en contraposición; llevar desde la periferia a esa mayoría que deposito su confianza democrática, como mayoría a esa minoría en el gobierno legitimado por el voto.
Mirarnos desde donde se asuma a la sociedad en el territorio, la Colombia profunda, la tierra, el agua, el aire; como ordenadores de la vida, planes de vida, por planes de desarrollo; desde esta orilla; desde la franja de los colores del arco iris, todas y todos; la horizontalidad de la democracia directa desde la mirada del equilibrio biológico – ambiental, lo que nos es común, global, universal, la comunidad de una especie contemporánea; de esa ventana del conocimiento; la literatura como espejo de lo que somos y seremos; desde el gran espíritu humano, la creatividad, el talento, las artes, la ciencia, desde las sabidurías ancestrales, la música, la gastronomía, la ciencia; desde los grupos sociales que miran desde sus realidades metropolitanas, en contra posición; la de la del horizonte, sin muros, el campesino.
Es determinante integrar, los elementos de la Grecia antigua enmarcados por las letras del derecho, las cartas constitucionales, los acuerdos sociales, que nos permiten nivelar la balanza de los equivocados, a la justicia social, la justicia, racial, la justicia de género a los derechos humanos.
A esta altura del planteamiento, una guerra que favorece a una elite, a una minoría, empoderada por el estado de las armas, la violencia, la exclusión y que favorece durante un periodo de más de doscientos años, nos culminaba a “movilizarnos unidos”.
Las guerras, las armas, el autoritarismo en cada una de sus frentes, entra a constituir una categoría y es el retorno a la esclavitud; territorios regionales y urbanos convertidos en fosas comunes.
Superar los totalitarismos, en las sociedades civilizadas en convivencia de la paz en libertad. “Parir la paz “expresa la memoria en Francia Márquez; mujeres, la voz de la Pachamama habla…
Fernando Ballesteros Valencia
Periodista Comunicador Social Investigador
Clúster Media Comunicaciones
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