LIBRO AGUA Francisco Canossa Chaves

Obra literario LIBRO AGUA de Francisco Canossa Chaves

EL JUGLAR DEL DERECHO / LIBRO AGUA DE FRANCISCO CANOSSA CHAVES

Notas escritas por el cronista “El ave que le canta al fuego “a un jilguero “El hombre del acordeón en el derecho y las leyes”.

Joven abogado, especialista en políticas públicas de la Universidad de Los Andes, experto en derecho de familia y procesal; desde la infancia cultiva el arte del acordeón; canto de este relato de los juglares Vallenatos. Este género musical muy presente en la vida del “Juglar del derecho”, lo conecta con su raíz, la de Francisco Canossa. Chavez.

Su apego a las notas, lo hacen cauto en la prosa social; el discurso  atado a la verdad, que hila como los dedos a las teclas o botones del acordeón, El vallenato tiene su cuna en Valledupar, donde yace la memoria ancestral cultural de las tribus indígenas, Chimilas y Tupes, gobernadas, dirigidas por un poderoso jefe conocido como el Cacique Upar (  El Cacique Upar fue el Jefe de jefes o Gran Cacique legendario de la tribu del país de los Chimilas, rama chibcha de la tribu, pobladora de vasto territorio de la costa norte colombiana; concretamente, el valle entre la Sierra Nevada de Santa Marta y la Cordillera de los Andes, irrigado por el río Cesar.

Frank Canossa comparte parte de ese destino de administrar, forjando su propio destino en esa saga de abogados, administradores públicos, hombres de estado, en la diplomacia colombiana de su padre, a quien emula.

Se afirmar que el cacique Upar era un gran estadista ya que le tocaba administrar varias culturas; la de los tupes y los Yukpas de cultura Caribe; parte de la cultura Guajira, Wiwas, kankuamos, Arhuacos, Chimilas y Baríes de la cultura Chibcha; Xiriguanos, Pacabueyes de la cultura Arhuaca. El Cacique Upar era en aquel entonces la figura de máximo prestigio, el encargado de organizar diversas facciones de los Chimilas y orientarlos en su desarrollo. El particular gusto por las artes musicales de Frank lo cultiva de su madre, artista plástica, quien plasma en el óleo al joven juglar del Vallenato en una pintura que decora una de sus oficinas en la Capital de Colombia en el liderazgo de Todos en Acción.

El pueblo de Upar habitaba junto a las riberas de los ríos Cesar y Guatapurí. Sus habitantes eran alfareros, agricultores, apicultores y músicos; aquí denota el enlace cultural por las notas de Frank Canossa. El naciente Valledupar comenzó siendo una tierra habitada por la tribu Chimila, y dentro de ella, la máxima autoridad de aquel pueblo indígena, en ese entonces, era el ‘Cacique Upar’. Así se comenzó hace cuatro cientos años a denominarla ‘Valle de Upar’ y con el tiempo, fue simplificada a Valledupar. Ahí es donde la ciudad recibe su nombre (Valle de Upar) y vallenato, a su vez, significa “nacido en el valle”.

Indagando por el lugar de nacimiento de Canossa, “el hombre del acordeón” rolo Bogotano de sepa Vallenato. Hombres de estado le rodean a Frank, de ahí su preocupación; cómo, se puede desprender de leer sus escritos, su preocupación por los derechos civiles, por la calidad de vida de los conciudadanos en lo distrital como en lo nacional, “Los niños pidiendo monedas en los semáforos, los abuelos en las calles” un conocedor a fondo y en profundidad de la importancia del agua, irrigando su memoria por los ríos Cesar y Guatapurí; hace de los temas ambientales verdaderas banderas de afectos y encuentros de reflexión en sus equipos de jóvenes líderes por causas de la calidad de vida y la prosperidad de los temas ambientales que esboza con preocupación y le fluye y planea con inteligencia.

El origen del vallenato se remonta a la provincia de Padilla, región del caribe colombiano; el vallenato de instrumentos comunes acordeón diatónico, caja vallenata, guacharaca; su popularidad se remonta a los años 1.960 que se proyecto a toda la región Latinoamericana en Venezuela, Paraguay, Ecuador, Panamá, Monterrey en México, donde resuenan sus notas a partir de los años noventa.

Ahí está el juglar del derecho “El hombre del acordeón” donde en su prosa eleva notas   musicales, a relatos académicos; en sendas reuniones de amigos, de familias con las que se reúne, a hablar de su nueva composición y que se hila como una crónica García Márquez, al mejor estilo urbano “Colombianito” un joven pletórico de deseos por cambiar el mundo. Un relato de una sociedad marcada por la exclusión, que al igual que generaciones de nuevos jóvenes evocan canticos de nostalgia por hacer de este su país “el mejor vividero del mundo”, expresan en alegres cantos de los juglares del realismo mágico urbano: que, en las manifestaciones, callan al cantor.    

Generalmente se define al vallenato como un género musical de la Costa Caribe colombiana, más precisamente del área de influencia de Valledupar, capital del departamento de Cesar. Se sostiene que el nombre proviene del gentilicio popular de los nacidos en la ciudad donde tiene mayor arraigo este género.

Pero fue en los años cuarenta con Guillermo Buitrago, la primera leyenda del vallenato, el primer jinglero (Un jingle es un tema musical cantado o canción breve utilizada con fines publicitarios) ahora y antes, estos cortos de comercial de la radio; allí el posicionamiento en la memoria de estirpes interminables de bailadores, que al son coquetearon, conquistaron y edificaron memoria de un país sin olvido,  “ron de vinola”, hicieron y hacen las delicias de las fiestas navideñas propias de la cultura autentica colombiana. Canossa es un joven sincero, noble e inteligente; escucha con atención; un gran valor en una sociedad urbana que corre más al timbre del celular; pero este abogado y músico sabe que la clave de los social esta en componer las notas ideales; las reales de un país, sumido en la pandemia de la corrupción, la suplantación de la gobernabilidad democrática por una democracia real, en estado social de derechos. 

Como característica, los compositores espontáneos, de esos que le sacan canciones, palabras; que conjugan la realidad y la elevan la vida, al realismo mágico de las notas musicales; historia, el presente y el futuro; en Guillermo de Jesús Buitrago Henríquez, conocido como «El jilguero de la Sierra Nevada de Santa Marta”, compositor, músico y cantante colombiano. Es además considerado uno de los principales pioneros de la popularización del vallenato, la mezcla entre trovador paisa y juglar vallenato; a diferencia, como conocemos hoy el vallenato con acordeón, caja y guacharaca, este tiene sus inicios a partir de acorde de la guitarra, con una escala musical única; creada por “El jilguero”.

Importante mirarnos desde las raíces, desde la cultura que somos, plurietnica, multicultural, local, municipal, departamental, regional, nacional, San Andrés, Providencia, colombianos en el exterior; una patria un país, una nación. Colombia es un solo país, como América Latina; como la América que fundo Simón Bolívar; unida, e indivisible. Un idioma, una nación de naciones, un país de hermanas y hermanos por la paz y el respeto común en democracia diría Colombianito.  

Por: Fernando Ballesteros Valencia

Periodista Comunicador Social Investigador

P.D. Francisco Canossa Chaves es especialista en políticas públicas. Autor Obra literario LIBRO AGUA de Francisco Canossa Chaves / El Senador del AGUA No 34 Alianza Verde Centro Esperanza