La tesis del mal menor. La objetividad de la imparcialidad en el periodismo.
¡Cuando el periodismo no genera cambios – hay algo mal en el periodismo!
El desarrollo de este tema no solo se basa en la aparición de las Fase New, si no a la mega producción de contenidos a nivel mundial que informan a la sociedad del conocimiento, a las sociedades que se surten de información en la toma de decisiones, en especial y puntual a lo político, ya que es en el ejerció de lo público que final mente, es el objeto del periodismo, la comunicación social objetiva e imparcial. Pero especial mente el sustento de las democracias en occidente.
La base de la opinión pública se sustenta en información objetiva e imparcial, allí es donde definimos una opinión publica objetiva e imparcial mente; la sociedad, tomando decisiones sobre la dirección que los servidores públicos, funcionarios al servicio de los ciudadanos, y que todos en un estado, han presentado sus hojas de vida y por sus calidades sustentan tal honrosa virtud, servir al ciudadano. Desde los presidentes, senadores, cámaras, Parlamentos en general, son servidores públicos, encargados, provisional mente o por un periodo determinados, a que la toma de sus sesiones represente al ciudadano, en general y en particular a la calidad de vida de la sociedad.
Hoy por hoy, la opinión pública, dotada de democracia, ilustrada por décadas en la formación académica en la lectura a los medios de comunicación, en las plataformas digitales, con un universo de información de profundidades oceánicas; bien podríamos decir nunca antes tan bien preparada, para entender, cuando lo que se esta divulgando, leyendo, escuchando, es verdad; y si esa verdad está siendo objetiva e imparcial mente divulgada y el objetivo que pretende. No puede ser menos objetivo e imparcial, pensar que esta pasando con el periodismo, con las empresas de medios de comunicación, con las compañías de negocias en medios de comunicación, en especifico con las que tienen que ver con las que tradicional mente han firmado un contrato de credibilidad en lo que divulgan como noticia, como, contenidos informativos, la información y su calidad termina exaltando el verdadero valor de una sociedad, los principios fundacionales de sus estados nacionales, el legado social constituido por generaciones; contenidos que por décadas han formado la opinión pública de esa sociedad.
La objetividad, la imparcialidad, nunca, como ahora, tiene la mayor de la relevancia en la sociedad contemporánea; ahora, más que nunca, se traza la fina raya hacia donde debemos conducir nuestros estados sociales de derecho; el acumulado histórico de las guerras mundiales, la invasión a países por el poder y la riqueza, por los recursos naturales de los territorios de otras naciones, por el equilibrio en la supervivencia de las especies que milenaria mente han sido el termómetro que define el equilibrio biológico de la especie humanidad, la tierra, el agua, el aire, nunca como ahora están en juego.
Las bombas atómicas, los químicos, el agente naranja, el glifosato, el asbesto, la pintura de plomo; el plástico, las pestes, el SIDA, las gripes, los SARS, el Coronavirus; todos los químicos que vienen arrasando con las vitales de la vida biológica; el desarrollo de los derivados del petróleo, la industrialización desbordada; han sido el resultado posterior del total desequilibrio biológico de la especie humana; no puede ser más objetivo; indicativos claros de la gran equivocación; un hecho, el descontrol del aparato estatal incapaz de medir su ansias de poder, de riqueza individual de sus círculos administrativos; los llamados líderes ahora se miden por la concentración de riqueza y no por sus capacidades morales y éticas de su que hacer humano, social colectivo, fin último de los estados naciones democráticas.
Ahora que todo, cuanto nos rodea se traduce en dinero, control corporativo; debemos decidir si lo que pasa con el exterminio de especies vitales, termómetros de la calidad de vida de la especie viva; a dos años de pandemia, epidemia mortal del Coronavirus, del calentamiento global, de la tala de los bosques tropicales en todo el mundo, de la selva Amazónica. Estaremos haciendo lo correcto en el control de los funcionarios públicos, de los servidores públicos, del control a los medios de comunicación, a la verdad y la objetividad que nos venden, sociedades consumidoras a ultranza, sin reparar en el consumo de micro partículas de plástico en nuestras mesas, comedores, platos exquisitos; de la contaminación de la tierra, con rellenos de basura que envenenan las aguas subterráneas, ríos fuentes hídricas cloacas de ciudad de la industria, de un aire que ahora exige llevar tapa bocas, para no envenenar nuestros pulmones.
Los medios de comunicación, la publicidad, las estrategias de medios de consumo informativo, el periodismo, la comunicación social, están llamadas a derrumbar la tesis del mal menor.
Ser columna vertebrar de un estado social de derecho en la ética y la moral pública, la opinión pública, informando con objetividad e imparcialidad, un periodismo que moviliza la opinión pública que genera cambios.
¡Hay algo mal en el periodismo!
Por: Fernando Ballesteros Valencia
Periodista Comunicador social / Pensador