La profundidad de la sociedad humanizaste. Parte VI de X
Las éticas, implican un distanciamiento con la modernidad en sentido instrumental.
La paz es el factor ético fundamental que le da sentido humano a la sociedad en su individualidad cono sujeto social, colectivo en convivencia del sentido de país, por lo tanto, la razón del estado nación – identidad humana. Lo contrario al estado de derecho, es la ausencia de nación de país, sin derechos y libertades, la muerte, el asesinato, la desaparición forzada, las masacres, la ausencia de educación, de salud, de vida digna; es todo lo opuesto, lo prohibido en una democracia. Lo contrario, es un estado distante, un régimen, una dictadura disfrazada de democracia, donde se deja morir, lentamente, sin medicamentos, sin atención, sin alimentos, sin fuentes de trabajo; se adquieren enfermedades evitables, virus, epidemias evítales o controlables, daños evítales, asesinatos evitables, caos evitable, guerras evítales. El orden, es el estadio de derechos, democracia, paz, bienestar, calidad de vida; la muerte de la civilización humana es la guerra.
La paz en los valores humanos de la ética social
El ser humano no puede vivir sin éticas, como tan poco puede vivir sin instituciones. “Tres tipos de éticas, tres tipos de racionalidad, están vinculados a un tipo de racionalidad”.
El acuerdo de paz de Colombia; el ultimo, hace cinco años, clarifico en la opinión pública, la guerra existente, guerra que se profundiza en el campo, despojo y desplazamiento, en las ciudades pobreza y miseria. La barbarie de la guerra de Colombia, de más de medio siglo, desnudada, materializa la ausencia de valores éticos sociales de los servidores públicos que se han revestido de corrupción. La guerra ha ocultado por décadas la ausencia del estado social de derechos; sobre la balanza, la objetividad de la realidad social; no se puede engañar el grado de la inteligencia humana de la sociedad, por lo tanto, clarifica que los valores de responsabilidad y ética moral de los funcionarios públicos han sido socavados; todo lo contario a lo que exige la ética y la razón.
Así, el ser humano no puede vivir sin éticas, como tan poco puede vivir sin instituciones; las existentes éticas funcionales y éticas de la responsabilidad diferencial; entre ellas las éticas de nuestras acciones o inacciones, las calculables; “las éticas la responsabilidad presumible mente calculables de nuestra acción, las éticas de responsabilidad por las consecuencias predecibles de nuestras acciones por que definitivamente no somos seres omniscientes”. Las éticas funcionales se ocupan de las condiciones de las posibilidades de las instituciones, así la ética del mercado, de la burocracia publica de la burguesía privada, la ética de los partidos políticos, representan una ética funcional; a ética de la investigación científica que en gran medida es una ética funcional. Cuando se habla de una ética funcional, es la aproximación suficiente, por el cálculo probabilístico de las profesiones liberales, un médico, un abogado; son las que se ocupan de las condiciones de las posibilidades de la vida humana. La ética del respeto a la vida humana y a la naturaleza, son inseparables una de la otra.
Las éticas funcionales, como la del mercado, implican valores como derechos a la propiedad privada, valores como el cumplimiento de los contratos, transacciones mercantiles, son valores funcionales; la ética del mercado, se funda en una acción racional instrumental, que en los medios de divulgación deja a fuera los fines; cayendo en los espacios de los juicios de valor; ello está comprometiendo, el futuro de la humanidad. La racionalidad instrumentada, se concentra, en los medios de los gustos.
“Tres tipos de éticas, tres tipos de racionalidad, están vinculados a un tipo de racionalidad”. Cuando se habla de la ética de la responsabilidad, por las consecuencias, presumible mente calculables; porque nunca tenemos certeza, eso no es posible. Hablamos de un tipo de racionalidad acotada, cuando hablamos de ética de la responsabilidad, no calculables, se cae en un espacio de lo cualitativo, de lo que no se puede medir, o cuantificar, no estamos hablando de valores funcionales, estamos hablando del reconocimiento mutuo, entre sujetos necesitados.
En tal sentido y en todos los espacios del saber humano, representados en la modernidad como son los valor humanísticos, los derechos humanos, el modelo democrático; éticamente hablando y entendiendo esta como la inteligencia del descernimiento de la razón, la inteligencia, racional, lógica, en suma de estos preceptos se definen como la paz; baluarte de todas las sociedades desde el Europa, a Asia, a las Américas, la lógica es la ética del bien común, la ética de la convivencia, de nosotros y la convivencia social, humana, entre nosotros, con el entorno vital, la tierra, el agua, el aire, con la naturaleza; son éticas de la vida. Efectivamente esta inserta la paz, la cultura de la paz como valor supremo.
Estas éticas, implican un distanciamiento con la modernidad en sentido instrumental, una rotura ética, y una rotura metodológica; ética, por que la modernidad, no da credibilidad a las éticas de los valores humanizantés, a esta ética, la modernidad no considera a las éticas morales de los valores del respeto en equilibrio de estas éticas, no las considera como tales. Es una rotura metodológica porque estamos hablando que hay un espacio de lo cualitativo, donde no podemos cuantificar todos los efectos predecibles de la acción humana.
Hablar de las éticas de la vida, como las que tienen que ver con la cultura de paz; es generar una rotura con la modernidad, por eso cuesta tanto. Por eso es más fácil decir, esta no es la paz, que queremos, paz si, con legalidad, o, es mejor una paz imperfecta, que la ausencia total de ella; la ausencia de la guerra es imposible. La paz, como la ausencia de la guerra, es lo que busca Colombia y todo el mundo. La ética de vida, es necesaria, si queremos seguir viviendo.
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Parte VI
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Desaprender la guerra Colombia Parte VI de X