RAZONES PROFUNDAS. Una matriz de exclusión.
Por: Fernando Ballesteros Valencia
En el marco de los doscientos años de vida republicana de Colombia; nos exige esta fecha una profunda reflexión sobre el proceso legitimo del modelo democrático; el cómo, se entiende en el acervo social, cultural, económico, legal y político de occidente el concepto democracia, en el referente de los modelos europeos, norte americanos del ordenamiento mundial.
Colombia es un referente de América latina como la democracia más antigua, desde otras miradas una apreciación imprecisa. La lectura del concepto democracia se concretiza en derechos humanos, calidad de vida, estado de bienestar para los asociados, los ciudadanos, urbanos, campesinos, negros, indígenas de una sociedad pluriétnica en equidad y igualdad de derechos, civiles, derechos humanos, un estado social de derechos, en suma.
Lo que precedió la constitución de nuestro estado democrático, fue la conquista de Napoleón Bonaparte; el sometimiento de este denominado el primer cónsul de la Republica francesa en 1.799, enmarcado por la revolución francesa; que como efecto colateral a su expansionismo fue el sometimiento y dominio de España. El rompimiento del dominio español sobre las colonias de las Américas; es la causa efecto del génesis de la fundación de la Gran Colombia, Simón Bolívar libertador de América y padre fundador. Su muerte no contribuyo a la consolidación de su sueño. Fundada la Gran Colombia y su primer acuerdo social Constitucional el de Simón Bolívar; le siguieron ocho Constituciones, la primera la de 1.810 y así las de 1.811, 1.821, 1.830, 1.832, 1.843, 1.853 ,1.858 ,1.886; hasta la actual la de 1.991.
Desde entonces la Gran Colombia; luego de perdidas continuas de su extenso dominio, cae la del territorial de Panamá, el 3 de noviembre 1.903 a puertas del momento histórico de la guerra de los mil días 17 de octubre de 1.802; el resultado, más de cien mil muertes; la secesión de Panamá constituyo un atentado contra la integralidad política – territorial de Colombia, que fue ideado por los Estados Unidos, quien había abordado la construcción del Canal de Colombia, único país con dos océanos en sus costas.
Desde entones la llamada “patria boba” de la Nueva Granada y el estado libre. Le sucedieron la devastación económica, la Constitución de Rionegro 1.863 de un modelo federal de allí al centralista de 1.886. Un conflicto internacional cuya honda expansiva repercutió y aun hoy con Guatemala, El Salvador, Nicaragua, hasta la flota Norte Americana quien garantizaba la seguridad del istmo, se acoge el tratado Mallarino – Bidlack 1.846, desde entonces emana una matriz de guerra, entre bolivarianos, y santanderistas, centralistas y federalistas, esclavistas y abolicionistas, confesionales, y seculares; se funda una guerra histórica entre liberales y conservadores; estos últimos determinan que la fuerza del estado es el eje para conservar o restaurar las tradiciones, creencias y costumbres hasta de tipo religioso, culturales, políticas; un tradicionalismo reaccionarismo o de restauración de un orden político perdido – statu quo, también pueden encontrarse conservadores en la izquierda política, la equivalencia entre centralismo y conservadurismo, es la forma mayoritaria de conservadurismo en los países de mayoría católica. La Europa continental y América latina; desde finales de la segunda guerra mundial.
El llamado integrismo hacia el democristianismo décadas de 1.930 a 1.950.
La teología conservadora enfrenta a la teología liberal, en paralelo y a grandes pasos un ejemplo del paradigma es el partido conservador británico; gran entusiasta del consenso de posguerra Keynesiano hasta que emergió en su interior el thatcherismo en 1.980; aliados en la defensa del sistema socioeconómico capitalista que promovían los liberales que habían triunfado en gran parte de occidente frente al orden tradicional precapitalista defendido por los conservadores originales en oposición al socialismo y el comunismo. Liberales y conservadores dan forma a un orden establecido como social, jurídico, lo que se expresa en un orden público o un progreso paulatino dentro de un orden social heredado, en el otro frente esta Rusia los conservadores de estos días serían los estalinistas irredentos o reformadores que han aceptado las visiones políticas de derecha de los conservadores modernos.
Por su parte la derecha persigue prosperidad económica y poder nacional, a desmedro de las preocupaciones tradicionales por la autoridad y la comunidad, perdiendo elementos como autoridad, deber y sentido de lugar.
El orden democrático de Colombia; al parecer el que las instituciones civiles se han mantenido el orden democrático, sus profundas debilidades se anclan a una extensa tradición de violencia política que le caracteriza y definen; con tan solo un periodo de dictadura militar a mediados del siglo pasado.
Los clanes políticos; extensas candidaturas de tiempo en el poder. El análisis de fondo es si el poder del régimen democrático es un régimen que pacifica la vida política. Una democracia así, es un anti-modelo democrático; lo que los académicos norte americanos han calificado como un “estado fallido” grandes falencias de décadas de violencia, secuestros, desaparición forzada, asesinatos selectivos, masacres, el mayor numero de desplazamientos internos en un país registrado en el mundo, el mayor numero de desplazamientos humanos indígenas en el mundo registrados a nivel urbano en su ciudad capital. El asesinato selectivo de mujeres lideres, mujeres embrazadas, menores de edad, jóvenes, desplazamiento y toma de poblaciones, se camuflan y mimetizan en la misma matriz histórica del terror de la guerra de los mil días – la institución del miedo, con estructuras criminales de paramilitares, narcotraficantes, para políticos, que como grupos armados organizados que tubo su inicios en el modelo bipartidista de los años 40 y 50 grupos conservadores organizados por el gobierno, para combatir a las guerrillas liberales; migro este histórico modelo – fenómeno, junto al ejército y la policía, sin velo de legalidad; venían investidos como militares – grupos paramilitares, autodefensas con la participación de políticos, ricos hacendados, empresarios, colonos, ganaderos, narcotraficantes e industriales. En los años 90 se constituyeron como las Convivir, en 1.997 Autodefensas Unidas de Colombia AUC, seguida mente Bacrim – Bandas Criminales, hoy los GAO Grupos Armados Organizados del Paramilitarismo; como representación de este modelo criminal del miedo, poderoso; allí al Ágora, llegaron tres paramilitares en representación en el Congreso de la República de Colombia, eran los comandantes; ovacionados en el recinto de la democracia.
Todos los estudios indicaron que durante el gobierno de Uribe el estado no recupero el monopolio de la fuerza y de la legalidad, los análisis más radicales señalan la existencia de un “régimen del terror”.
La academia analiza esta matriz del miedo, desde la táctica de la guerra, en el discurso de las sociedades, buscando la América profunda desde el discurso de una matriz de exclusión. Se plantea el rompimiento del dialogo, como la fractura del debate; debatir. Así se fue el discurso del miedo enquistado, cada apreciación, cada punto de vista, cada mirada diferente, opinar, tener referentes teóricos, conceptuales distintos, diferente; todos transversalizados desde cuya lectura, emana la táctica del discurso de la guerra, una extraiga de confrontación violenta, llevar el debate a la lógica de la confrontación agresiva es una táctica que reproduce la metáfora de la guerra; el otro, es mi oponente, mis competidores son mis enemigos; por lo tanto tengo que derrotarlo, hasta su eliminación; son mis enemigos por que no piensan igual que yo; ese es mi enemigo lo tengo que acabar, desaparecer.
Es mi enemigo porque está en otro partido, mi enemigo por que actúa así, y hay que acabarlo, soslayar sus puntos de vista. El discurso como un campo minado; la palabra como un arma; ya lo expresaba en entrevista monseñor Alirio López “el futbol de los discursos de bayonetas, de granadas; así nació en los medios de comunicación el término “Barras bravas”, “Primera línea” y en la otra mirada la de la comunicación social en el periodismo de investigación “Goles en paz”, “acuerdos de paz”, “corresponsales de paz” la palabra en la convivencia su opuesto el discurso para denotar guerra, el discurso para construir paz, el discurso para reconocer, para felicitar al otro, el de la negación el del No para eliminar al otro. Los discursos de las palabras para proponer, para exponer ideas, programas, miradas políticas, visiones de país; sucumben al de los debates; hoy los presidenciales, sus tesis de fondo están opacado; la prioridad el debate de las soluciones o principios de soluciones a los problemas de fondo de la Colombia profunda.
Por el contrario, la raza, el color de la piel, el color político, el partido político, lo diferente a los tradicionales partidos tradicionales; las ideas diferentes, el progresismo, la religión distinta, los ideales diferentes, las miradas del otro; trasciende a un en la academia, en lo jurídico, en lo legal, verdaderas contiendas del lenguaje velico. El discurso del odio al otro, es el discurso de la exclusión de la discriminación, el rechazo, el odio; todo ello reproducido en los alto parlantes de los medios que como el megáfono de la opinión público que repite desde las emociones y no desde las razones, desde los argumentos, desde la investigación, desde el sentido crítico, desde la discusión de fondo; la línea editorial – desde la superficialidad, o desde la alienación dogmática; el receptor, el oyente, el televidente, el lector es el emisor de esta la escalada de las contiendas de la discusión del debate político de las batallas políticas.
El odio, como una de las emociones más fuertes utilizada para manipular, para conducir e inducir, para polarizar; es la presencia en ausencia del equilibrio, de la objetividad de la imparcialidad; es la ausencia de imparcialidad en el discurso; su propósito es definir dejar ver solo los extremos, los inalcanzables, blancos o negros, las orillas que se oponen. Es el rompimiento de lo normal; un túnel conductual al miedo, es la escalera de la negación del otro; el desprecio por el otro; metáfora de la guerra, es el falso sano dialogo sin argumentos de fondo; es el dialogo de las balas, granadas, bayonetas, ya lo citábamos; es minimizar al otro, ridiculizarlo, descalificarlo; esta matriz del odio, es la manipulación ideal para que habite el miedo, el temor y la prevención al que propone y mira distinto, al otro que no es mi partido, de mi equipo. Su campo de dominio es acudir a las emociones como arma de eliminación del contrario; muy visible hoy en los medios de comunicación, entre los candidatos presidenciales. En este campo eliminar al oponente político, malversando el sentido de sus mensajes. Vota por mí, que yo si tengo la razón, una razón sazonada a partir de las emisiones que es el despertar el odio, vota con odio, con rencor, a partir de la agresión. En el imperio de las emociones reside el rey del miedo y ello se lo dirijo a mis oponentes, para poderlo eliminar, para que no me ataquen, yo ataco con todo, hasta someter al otro; ahí la máscara de temor la polarización disfraz del odio; estigmatizar al oponente, para opacar sus las ideas; los ideales del otro como arma para contra atacar la imagen social del otro.
Una matriz de estigmatización, no transforma ni fortalece la institucionalidad, socaba los derechos y lleva a las sociedades a la horrible noche de la guerra.
La política del miedo sigue asechando las democracias, su rostro es la guerra enemigo público.
Contra el método…
Periodista Comunicador Social
Centro de Investigaciones en Comunicaciones para Iberoamérica
Agenda Pública A.P.
Goles en paz