Alquimistas de la verdad.
“La comunicación pública no puede ser manipulada para hacer de la existencia de las actuales generaciones campos de concentración pasivos”.
La objetividad y la imparcialidad del periodismo
“El periodista como historiador del día a día”.
Por: Fernando Ballesteros Valencia
Amigable, respetuoso, admirador del conocimiento, hacedor de letras, constructor de palabras, ingeniero de textos, médico de la paz, alquimista de la verdad.
Cuando hablamos de periodismo en la comunicación social, hablamos de la objetividad; del alma, el espíritu que guían este oficio, el ejercicio profesional, el comunicar a la opinión pública, la inmensa mayoría social, toda, hablamos del amor por encontrar la verdad, la imparcialidad, el equilibrio informativo; cuando un periodista comunicador social habla, se expresa, publica mente por un canal de comunicación escrita, impreso, radial, televisión, medio digital; ahí justa mente es cuando surge la chispa de la vida que le da sentido al oficio, es cuando nos apartamos de nuestros intereses personales, de los intereses del poder, sea esté, si se está sujeto como empleado de un medio de comunicación, del poder si este es el estado, las autoridades, las entidades públicas, privadas, hemos de apartarnos de los intereses de la política, de la dependencia económica, propias a todos de las empresas, firmas, compañías de quienes financian a los medios, pautan, pagan por que se les publique.
Este oficio, profesión, como todo oficio, profesión, se basa en la ética, la moral, los principios; ahora, es relevante desde su creación y ahora mas que nunca, su compromiso con la sociedad, la verdad, hoy, péndula, tiene en sus manos la vida y la permanencia de la existencia humana y de las mimas especies biológicas del mundo. Es una cuestión, de si seguimos existiendo como especie humana, razonable mente inteligente; o nos sometemos al exterminio de esta civilización como especie Homo Sapiens – sapiens, se trata, de si, damos paso a la nueva civilización; la manipulada informativamente. Científicamente, biológicamente por esta llamada nueva realidad del SARS Coranovisus y las inconsistencia manifiesta por los científicos, quienes expresan sabiamente en el sentido que no se ha hecho público la suficiente información científica sobre las vacunas, su perfeccionamiento para detener la pandemia, así como el saber de la procedencia del coronavirus, de esta pandemia mundial.
Las empresas de medios de comunicación caminan en pro de las finanzas, la rentabilidad; los periodistas encaminan la verdad en medio de la adversidad de perder sus puestos de trabajo, versus los intereses económicos de los grupos empresariales, corporativos del mundo.
La información que llevaremos a la luz pública; ella se ha sopesado con tal independencia, con total autonomía, dominio de un modelo comunicacional liberal en su nacimiento, concepciones y dinámicas que se mantienen con el transcurrir de los tiempos, amor u respeto al oficio, la profesión, la sociedad “el periodista como historiador del día a día”.
Las empresas se soportan sobre los negocios, los intereses propios de su deber ser comercial; el periodismo se materializa en el rumbo de una sociedad en equidad, profundiza los valores éticos, morales; el deber ser del Constituyente primario, induce a lo correcto, descifra los códigos de la corrupción; de los modelos que puedan socavar el interés común, da claridad y luces sobre el interés particular y general.
“La comunicación publica no puede ser manipulada para hacer de la existencia de las actuales generaciones campos de concentración pasivos”.
El periodista es un formador de ciudadanía, de civismo, ejemplo de comportamiento social, un compromiso tan diáfano, como el aire que respiramos. Amigable, respetuoso, admirador del conocimiento, hacedor de letras, constructor de palabras, ingeniero de textos, medico de la paz, alquimista de la verdad.
Por: Fernando Ballesteros Valencia
Periodista Comunicador Social / Pensador