Bogotá social, cultural, política, Humana.
La identidad cultural, desde las colectividades sociales en la construcción de una nación de estado de derechos.
Las letras, el dialogo abierto, franco, noto pero alegre, las conversaciones en el tejido de la identidad política social de un país que desde las regiones hace de la ciudad, faro que proyecta sus voces, en la edificación de posibilidades de estado nación. Ciudadanías libres, nuevas voces.
Las libertades civiles, los derechos humanos, las normas, leyes, las responsabilidades sociales, políticas públicas, como marco de un capítulo que hace camino al andar; desde y con todos los ingredientes de una nación que se teje en catarsis de país, el punto de encuentro Bogotá, como Colombia, reflejo de los caminos regionales de una sola nación, epicentral.
Larga vida a las letras. No hay plazo que no se cumpla, ni compromiso que se abandone. Al maestro Amaury.
Lugar de encuentros, en el caminar de Bacatá, los pasos de la Colombia profunda nos integran como sociedad cultural; los aires del caribe, el pensamiento que es guiado por el horizonte infinito de la creación, en la dialéctica de las letras, la palabra, la prosa reposan confabulaciones; tejiendo en el respeto la admiración de las letras que bogando en contravía por el Magdalena grande; Bocas de Ceniza, cabalgando arriba un titan, en cuyas manos el tridente – pluma, fuego de letras gráfica nos reúnen . En las cimas de las olas frente a, Santa Martha, Barranquilla, Cartagena, Ciénaga, Sincelejo, Montería, la puerta al Sur, al cono sur. Levanta el vuelo María Mulata, anuncia largo viaje, avistamientos de las realidades de país de gentes real maravillosas.
Olor a mar, horizonte infinito de sus designios, prosa Caribe, desde el mágico realismo de su discurso, nos tejió, en una admiración por su obra escrita, por la persona; es el calor de playas, de placidas costas de su afable personalidad; infinita calidez de Puerto Colombia grande es su espíritu que anclan en buen puerto, nuestras inquietantes; deseo de saber, inquietantes, por el pasado, por el presente, por el futuro, todos como una sola ola, que enruta los vientos de la nave de país en el que soñamos desembarcar. Ahondar en las raíces en la Colombia profunda. Nuestras raíces.
En las reuniones, sendas, no faltaron los prosaicos, otros con giros extraordinarios en poéticas palabras girábamos como torbellinos danzantes entre lo real maravilloso, la tragedia y la comedia, el tema central, políticas, criticas, cantando la tabla; claros, diáfanos debates de tonos dulzones, y letras terminadas en vocales, palabras sub ralladas y en negrilla; notas de un pentagrama cuyos acordes nunca tenía silencios. Ahí el escribidor, Amauri el escritor, el enamorado de las negras teclas de su inseparable maquina; el correo caribe nos acompaña cada semana, los domingo, nos engolosina, como los dulces saltos de las danzarinas Marías Mulatas, letras negras sobre papel blanco, que en la playa mágica mente se convierten damas de figuras delirantes de dulces exquisitos cantares, gloriosa expresiones que evocan la grande Catalina de Indias. Así con esos recuerdos cernidos en la blanca área, emanan los diamantinos giros literarios que nos embarcan en un extraordinario viaje de fantasía, de sueños de un país de hermanos; con sus giros literarios Amaury, nos deja ver el tesón que se requiere para continuar este caminar por el país que soñamos.
El encuentro en el inmortal Teatro Jorge Eliecer Gaitán; no podría ser mas proselitista el mensaje, preciso, certero, critico y mordaz, simbólica mente revolucionario, vasta detallar su fachada adornado con sendas ninfas, que simbolizan la tragedia y la comedia, la realidad de país, por el que atravesamos. A diario el andar de las calles bogotanas; no caer en los memoricidios, Jorge Eliecer Gaitán, padre fundador tan bien de esta patria; allí, como educandos escuchamos los dialogantes planteamientos de Amary, el maestro de las letras del Caribe grande; compartimos las históricas miradas de esta nave del tiempo en la que se resumían edificios de libros escritos en piedra, se entretejían lecturas de urbe región en la Bogotá Histórica de la capital amada por todos los colombianos, por propios y extraños. Reductos de discusión, alimento de habidos e inquietos lectores de la otrora historia real maravillosa; ahí el maestro Amaury siempre atento; a pocas cuadras susurraban en la Avenida Jiménez, la esquina preferida de Gabo en Bogotá el más caribe de mundo.
Epigramas de voces por alto parlante, a lo lejos se escuchan los discursos de Gaitán, voceadores del espacio público, promueven los recuerdos del Gaitán de siempre, cientos de ellos se agolpan en los andenes en una faena constante por el rebusque que, entre fachada, republicanas, afrancesadas la tragedia y la comedia, la comedia y la tragedia. Gigantes siluetas de las musas durmientes que como las montañas tutelares se camuflan anuncian la tarde Bogotana, descansan las discusiones en medio de la tragedia y la comedia.
El trinar de las armas, trasegaba el camino de la pacífica paz, eran tiempos de tejer desde la discusión pública,” adiós a las armas”, espacios de transición, pacíficas deliberaciones, en la esquina, la cuadra, los puntos de encuentro, el océano nos cubre con su susurro; personas comunes disertábamos sobre los efectos del acuerdo de paz, sin fundas – más que ideas, sin armas – solo palabras, sobre el conflicto en Colombia, sobre las realidades heredadas de la política, de los cambios importantes que la nación demanda, es primavera hay que extraer los sueños a jalonazos, como rapándoselos a las pesadillas. Estábamos edificando a Colombia, desde una Bogotá Progresista, se levantaban las voces, la paz social, la paz humana, la paz ciudadana urbana si se quiere, con las miradas y desde el corazón y la razón puesta en las profunda heridas de una nueva nación, una segunda oportunidad sobre la faz de la tierra Macondiana; la Colombia profunda, la región, entre teje un país en una Bogotá Humana de Derechos Civiles, de Estado de Derecho, de marcos y acuerdos nacionales, acorde a la realidad de la pobreza del campo, una riqueza infinita aun por ordenar, de pobreza en las ciudades, de educación de calidad, de salud, bien estar y prosperidad económica; de la riqueza del país bien repartida en todos los renglones sociales; se levanta el asta inconmensurable de los afectos, amor a la patria a sus gentes, a la tierra, el agua, el aire, se levantan las voces del del sur verde, del gris centro, de las brizas del norte, el abrazo tutelar del occidente en oriente de los fríos y lluvioso días de la Sabana antes una gran pradera nos habla desde el ahogo de sus contaminantes campos.
Sobre saltos, voces en do mayor, demandas, solicitudes, el eco del silencio de las armas; la paz es la inspiración, voces urbanas que matizan con notas de natural tonada evocando a sendos, antes campesinos que le roban el tiempo al reloj, mágicamente desdoblan el tiempo entre el aquí y el allá, en los atestados sistemas de transporte urbano, con sus notas alegres, en prosas raizales asisten atentos y participativos a los debates de tejido social, en medio la poesía a la paz, se entretejen con la materialización de los derechos, el cierre a la brecha social – la crítica y posibles salidas a la corrupción política. Un café.
El proceso de paz, llama ardiente de deseos de ciudadanos libres, que, a partir de una estructura social, política, económica – intersocial, genere movimientos sociales autónomos, críticos pero edificadores de resultados concretos, son la agenda, que como una sola nación – son la mano que empuñan sueños guardados, deseos, celosa mente reservados a un país en el que todos tengamos cabida, hacer y haciendo caminos, posibles, tangibles. Reunión tras reunión, con Amaury. Todas y todos, se reflexionaba sobre posibles contradicciones, acuerdos, postulados viables, con direcciones diversas, se fueron esculpiendo ideas comunes, conjuntas, en el un marco social; foros, encuentros, reuniones, de horas , días semanas meses completos, siempre acompañados por un café, un tinto, la esquina, la cuadra, las emblemáticas plazas y parques del centro de la ciudad, nos ayudan a desencriptan la historia y no equivocarnos en el intento, como acompañando nuestro caminar reflexivo, al lado Bolívar, Santander, Nariño, Policarpa Salavarrieta – La pola, cortas caminatas, airean las ideas, el infaltable voceador de letras, parque de los periodistas, cada lugar , espacio, todos nos albergan como puntos de encuentro del debate público, Ágora social, local, distrital y regional.
Ahí, las fotos de nuestra visita a la sala de redacción de la casa editorial de La Republica, mesa de la junta directiva.
Así se trazan objetivos comunes; de sur a norte, de oriente a occidente; siempre enmarcados por el reflexivo Amaury. Posibilitar espacios, habilitar diálogos, a tantas demandas sociales. Siempre sonriente, cálido, buena persona, paternal, abierto e inteligente. Éramos diez, después fuimos, cientos, miles, ahora millones tejiendo la verdad, una realidad que siempre ha sido visible, llevar el estado nación a lo social, lo público. Abriendo las puertas para que ingrese la luz, saliendo de las cavernas del miedo, descubriendo los ojos, abriendo las mentes, lanzado al aire a quienes tienen alas, volar en el ensueño de país primaveral en la vida con educación de calidad, salud, bien estar en la prosperidad, de una potencia mundial bio diversa – ambiental mente ilimitada, como lo es Colombia. Se tejen sueños de país posible. Un país Humanamente – humanitario, en los Derechos Humanos.
Una guía la carta Magna de 1.991.
Así, por esas circunstancias del camina en la ciudad, nos encontramos los de la séptima papeleta, los de las aulas de clase, de corredores de universitarios, de calles recorridas a una sola voz, combos de universidad, de Bogotá, Villavicencio, Ibagué; todos los puntos cardinales nos fuimos encontrando, la paz un imán que nos convocaba una vez más. En el distrito las universidades regionales; es una sola nación en el centro; la horizontalidad de la democracia directa, fuerzas que empujan las letras, las frases, los discursos, las discusiones, las disertaciones, las propuestas de ciudad región, que se multiplican en el multicolor del arco iris de los nativos, indígenas, de los verdes, azules, rojos, blancos; todas las corrientes; uniendo, tejido con lazos gruesos, una cuerda que ya nadie podría cortar.
Son tiempos en que correr ríos de posibilidades de cambio, hacia un solo océano social, el caribe en Bogotá, de Pasto a la Orinoquia, Amazonia, a San Andrés, Providencia, Cali, Medellín, los Santanderes. La Guajira, el Choco, todos en una red de voces comunicacionales, perfecta mente armonizada; natura; todos los colombianos en el mundo, una red de redes sociales, Nodos, grupos, organizaciones, estructuras sociales, tejiendo el manto del ropaje democrático en la primavera social.
En las mañanas y en las tardes reunidos, inagotables; el interés de los discursos del equipo de trabajo, las letras de Amaury, eran conjunta mente y armoniosas disertaciones sobre el poder, el estado social de derecho; el propósito de la democracia participativa; nunca ha sido de interés económico – personalistas – de figuración individualista, de oportunismos mezquinos, de figuraciones o aprovechamientos oportunistas, sí, siempre, políticos, sociales, culturales, intelectuales, interdisciplinares, académicos, pero por sobre todo sociales e históricos, económicos de identidad, culturales de nacionalidad y identidad Latinoamericana, con cabida de las miradas globales.; desde el debate, la crítica, la reflexión el aporte.
Ya fungíamos como secretarios de la organización social naciente; una extensión de mil y más procesos en todos los puntos cardinales del país que se multiplican; actas, registros, cubrimientos periodísticos, documentados; el propósito social y político; ahí estábamos todos. Todo sobre la mesa. Fueron momentos de los diez días del balcón que estremecerían al mundo.
El maestro Amaury siempre es y ha sido un referente moral del ejercicio que empujábamos.
Los relatos elocuentes de literatura desde su natal Caribe; matizan nuestras duras jornadas; de las corrientes cálidas del caribe en las brizas húmedas de Bogotá. Agitamos los discursos de lo trazado. Cada mañana un rayo de luz alumbra las esperanzas; seguimos caminando en el realismo mágico del caribe, de las ideas reposadas de las calles bogotanas; entre las calles 19, la carrera séptima; èl, tranquilo, taciturno, cada día trae su afán, día a día. Con caras de alegría, nos entre cruzábamos siempre un saludo amble, cálido, siempre raudos, pero prestos, abiertos en cada encuentro; las paredes tienen oídos, las calles memoria, el país social, metas, descubrir la razón y la inteligencia, siempre nos acerca.
Seguiremos libres de ataduras, porque libres podemos ser lo que el país espera de todos, “los buenos somos más” como el viento, trasegando los cuatro puntos cardinales, en las convergencias sociales, colectivas, en las propuestas partidistas social mente integradoras, no, segregadoras; en los acuerdos sobre lo fundamental, en puntos en común, Colombia Humanamente integradora, pluriétnica, multicultural, pluri política.
A propósito, fue en las salas de discusión de edificio de la calle 19 con quinta, ahí en la carrera quinta donde esta aun Sándwich Cubano; ahí, nació la expresión social “Colombia Humana” una convergencia social, desde el progresismo en Bogotá, Bogotá Humana y ahí, seguimos tan campantes
Notas del Caribe: Ahora con Escrivivencias, cada semana, viajamos al Caribe Grande, con el hacedor de letras, confabulamos el país soñado, el país posible. Aquí lo leemos maestro Amaury.
Por: Fernando Ballesteros Valencia
Periodista Comunicador Social
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