De Galileo Galilei a Umberto Eco y Miguel Ángel Bastenier
De la inquisición a la libertad de expresión total.
Las redes sociales, la información en la nube, el almacenamiento de información y el acceso a ella, la información, son en tiempo momento y lugar lo que fuera en el principio las observaciones astronómicas de Galileo Galilei para el mundo y las redes sociales para los eruditos de los medios de comunicación – social.
Umberto Eco, semiólogo Italiano expreso en sus últimos alientos que las redes sociales eran el basurero de la comunicación, su heterodoxia de dividir el libro no en partes y capítulos, sino en secciones cuyo nombre esté relacionado con lo narrado en ellas. Así como en El nombre de la rosa se dividía el relato en días y los días en las horas monásticas, el relato de este libro se divide en ciento veinte, número que surge reiteradamente en la novela, capítulos agrupados en diez sefirot de la cábala hebrea. Cada capítulo tiene por título el comienzo de un texto extraído de obras de nigromancia y ocultismo… el relato en días y los días en las horas, a lo que se suma hoy en las redes sociales en minutos segundos, hay que decirlo, nano segundos, tiempo real en el que se narra hoy, texto, audio, fotografía, video, multimedia, transmedia, con billonarias acciones comunicativas, basta ver las conexiones informativas, como se comunica hoy, en el caso de hechos transmitidos en tiempo real, sean estos tortuosos, de valor científico, espiritual, humanos o simplemente caídas o metidillas de pies, el investigador enclaustrado en el laboratorio disertando las formulas totales del acontecer por descubrir, se echó por tierra; uno, diez, cien, mil, millones, trillones de observadores de la realidad objetiva dicen, definen y redefinen, la realidad, modelada por la academia y difundida por los medios de comunicación que dejaron de ser masivos a ser segmentados por los paquetes informativos que hoy ante la exigente rigurosidad, apropian la información de las redes sociales a fin de recabar no solo información, si arrastrar audiencias, cada vez más ausentes por la multiplicación de las miras no ortodoxas de los sujetos, antes receptores, hoy en doble vía e interactiva mente comunicativa, salas de redacción, ahí en el espacio de lo social, lo público.
En conversación con el también estudioso de la comunicación Miguel Ángel Bastenier, expresaba su preocupación por que las salas de redacción no contaban, hablamos de año dos mil diez en la Universidad Javeriana, proyecto, entonces, Ático en comunicaciones, las salas de redacción, sostenía, mínimo deben tener, contar con mil periodistas, este hecho, argumentaba Bastener, era la única forma de salvar la objetividad del periodismo. Hoy, hay, millones de salas de redacción, que se multiplican a través de los dispositivos móviles, tablas, IPhone, los computadores y en tiempo real. El anti modelo, de las redes sociales, llego para colonizar el espectro de la información, redefinir la burbuja de la información …la tierra no es redonda, es la nube, una aldea global, mirada de otro de los teóricos de comunicación, por lo tanto, el concepto, monástico del comienzo de un texto extraído de obras de nigromancia y ocultismo, hoy es objeto de la llamada revolución Gutenberg, arrasando con la inquisición de la globalidad. Hoy por la libertad de expresión.

Por: Fernando Ballesteros Valencia
Periodista Comunicador Social / Clustertv.net PRENSA